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Jeremías 2:31 - Biblia Martin Nieto

31 ¡Qué generación la vuestra! Ved lo que dice el Señor: ¿He sido yo un desierto para Israel o una tierra tenebrosa? Pues, ¿por qué dice mi pueblo: 'Nosotros nos vamos, no volveremos más a ti'?

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Biblia Reina Valera 1960

31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 »¡Oh pueblo mío, presta atención a las palabras del Señor! ¿Acaso he sido como un desierto para Israel? ¿Acaso le he sido una tierra de tinieblas? Entonces díganme por qué mi pueblo declara: “¡Por fin nos hemos librado de Dios! ¡No lo necesitamos más!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 ¿He sido yo para Israel un desierto o una tierra cubierta de espinos? ¿Por qué, entonces, dice mi pueblo: 'Nos apartamos de ti, no queremos verte más?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 ¡Oh generación, atended la palabra de YHVH! ¿He sido Yo un desierto para Israel? ¿O acaso una tierra de densas tinieblas? ¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres,° nunca más volveremos a ti?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 ¡Oh generación! Atiende a la palabra de Yahveh: ¿He sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué mi pueblo dice: 'Somos libres, no vendremos más a ti?'.

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Jeremías 2:31
26 Tagairtí Cros  

El Faraón le replicó: '¿Pues qué te falta junto a mí, que tratas de volver a tu tierra?'. 'Nada - respondió-; pero déjame partir, por favor'. Y regresó a su tierra.


Azarías, de la familia de Sadoc y sumo sacerdote, le dijo: 'Desde que vinieron a traer las ofrendas al templo del Señor, hemos comido hasta saciarnos y ha sobrado en abundancia porque el Señor ha bendecido a su pueblo; aquí está amontonado lo que sobra'.


Y eso que a Dios decían: '¡Lejos de nosotros; no queremos conocer tus caminos!


el malvado dice con arrogancia: '¡No hay Dios!', es todo lo que piensa.


Que el Señor corte el labio adulador y la lengua arrogante


no sea que, saciado, reniegue de ti y diga: '¿Quién es el Señor?'; o que, siendo pobre, robe y profane el nombre de mi Dios.


No he hablado en secreto, en un rincón tenebroso de la tierra; no he dicho a la raza de Jacob: ¡Buscadme en el vacío! Yo, el Señor, predico la justicia y anuncio el derecho.


Desde antiguo has quebrado tu yugo, has roto tus coyundas y has dicho: 'No quiero servir'. En efecto, sobre toda colina elevada, bajo todo árbol verde te has tumbado como una prostituta.


Ten cuidado, no se descalce tu pie y se seque tu garganta. Pero tú dices: '¡Déjame en paz; yo amo a extranjeros y tras ellos quiero irme!'.


Me dirigiré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino del Señor y el precepto de su Dios. ¡Pero unos y otros han quebrado el yugo y han roto las coyundas!


Por eso el león de la selva los asalta, el lobo del desierto los destroza, el leopardo está al acecho ante sus ciudades; todo el que sale fuera es despedazado; porque son muchos sus delitos, abundantes sus rebeldías.


a fin de llegar hasta el corazón de la casa de Israel, que se ha alejado de mí a causa de todos sus ídolos.


Yo los apacenté y se saciaron; y, una vez saciados, su corazón se envaneció y de mí se olvidaron.


Mensaje de Amós, uno de los pastores de Técoa. Visión que tuvo acerca de Israel en los días de Ozías, rey de Judá, y en los días de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.


La voz del Señor grita a la ciudad: 'Escuchad, tribu y asamblea de la ciudad.


¡Ya estáis satisfechos! ¡Ya sois ricos! ¡Habéis llegado a reinar sin nosotros! ¡Ojalá reinaseis de verdad, para que reinásemos con vosotros!


Cuando los haya llevado a la tierra que prometí con juramento a sus padres, tierra que mana leche y miel; cuando hayan comido hasta saciarse y hayan engordado, luego se irán tras otros dioses, a los que servirán despreciándome a mí y violando mi alianza.


Engordó Jesurún y tiró coces -estabas gordo y corpulento-; / volvió las espaldas a Dios, / su creador, / y despreció la roca de su salvación.


Te olvidaste de la roca / que te engendró, / ya no te acuerdas del Dios que te dio a luz.


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