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Jeremías 2:27 - Biblia Martin Nieto

27 que dicen al leño: 'Tú eres mi padre', y a la piedra: 'Tú me has engendrado'. Ellos me dan la espalda y no la cara, mas cuando llega la desgracia gritan: '¡Levántate, sálvanos!'.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 A una imagen tallada en un trozo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”. A un ídolo esculpido en un bloque de piedra le dicen: “Tú eres mi madre”. Me dan la espalda, pero durante tiempos difíciles me suplican: “¡Ven y sálvanos!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 que dicen a un palo: 'Tú eres mi padre', y a una piedra: 'Tú me diste la vida. Ellos me dan la espalda, en vez de mostrarme su cara. Pero cuando les pase una desgracia, gritarán diciéndome: '¡Levántate, sálvanos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Que dicen al leño: ¡Tú eres mi padre! Y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! Pues me han dado la espalda, y no la cara, Pero en el tiempo de su desgracia me dicen: ¡Levántate y sálvanos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 que dicen al leño: 'Mi padre eres tú', y a la piedra: 'Tú me has dado a luz', mientras a mí me dan la espalda y no la cara. Pero cuando las cosas se tuercen dicen: '¡Levántate y sálvanos!'.

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Jeremías 2:27
23 Tagairtí Cros  

Sí, nuestros padres han pecado y han hecho lo que es malo a los ojos del Señor, nuestro Dios, lo han abandonado, han apartado su rostro de la morada del Señor y le han dado la espalda.


Señor, en la angustia te buscábamos; te hemos invocado mientras tu castigo nos hería.


Todos ellos son brutos e insensatos, y la enseñanza de los ídolos es la de un trozo de madera;


Como el viento solano, los dispersaré ante el enemigo. Les daré las espaldas, y no la cara, el día de su desastre'.


Asna salvaje, avezada al desierto, que en el ardor de su deseo sorbe el viento; su apetencia, ¿quién la calmará? El que la busca no tiene que esforzarse, la encuentra en el mes de su celo.


Tú, que has puesto tu morada en el Líbano y anidas en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vengan los dolores, angustias como de mujer en parto!


Y con la vergüenza de su prostitución ha profanado la tierra; ha cometido adulterio con la piedra y con el leño.


¡Ay! Porque es grande este día y ningún otro lo iguala. Tiempo de angustia para Jacob, pero del que será liberado.


La espalda me han dado, y no la cara; y mientras yo trataba de instruirlos y educarlos con constancia y sin cesar, no han querido escuchar ni aceptar la lección.


El rey Sedecías mandó a Yucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: 'Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios'.


se presentaron al profeta Jeremías y le dijeron: 'Acoge por favor nuestros ruegos y pide al Señor, tu Dios, por este pequeño resto que somos nosotros, ya que de tantos como éramos hemos quedado pocos, como estás viendo con tus propios ojos.


Porque esto dice el Señor Dios: Puesto que me has abandonado y me has echado a tus espaldas, carga tú también con tu desvergüenza y tus prostituciones'.


Y me llevó al atrio interior del templo del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el vestíbulo y el altar, veinticinco hombres, vueltas sus espaldas al santuario del Señor y sus rostros a oriente, se postraban hacia oriente ante el sol.


A ti, oh Señor, la justicia; a nosotros la vergüenza, como ahora la soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo el país, próximos y lejanos, en todas las tierras donde los has dispersado por los delitos que cometieron contra ti.


Mi pueblo consulta a su trozo de leño, y su bastón le da respuestas porque un espíritu de prostitución le ha seducido: adoran a los ídolos y abandonan a su Dios.


Sí, volveré a mi lugar hasta que se sientan culpables y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.


Y no claman a mí en su corazón cuando se lamentan en sus camas; se preocupan del trigo y del vino y se rebelan contra mí.


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