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Jeremías 11:19 - Biblia Martin Nieto

19 Yo era como un manso cordero que es llevado al matadero, ignorante de las tramas que estaban urdiendo contra mí. '¡Destruyamos el árbol con su fruto, arranquémoslo de la tierra de los vivos y no se recuerde más su nombre!'.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Yo era como cordero que se lleva al matadero. ¡No tenía idea de que pensaban matarme! «Destruyamos a ese hombre y todas sus palabras —dijeron—, derribémoslo para que su nombre sea olvidado para siempre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¡Y yo que no tenía más sospecha que el cordero al que llevan tranquilo para matarlo! No sabía lo que estaban tramando para perderme: 'Hagámosle tragar unas buenas pruebas, hasta que desaparezca de entre los vivos, y nadie se acordará más de su nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Yo, como cordero manso llevado al matadero, no sabía que tramaban maquinaciones contra mí, diciendo: Cortemos el árbol con su fruto;° arranquémoslo de la tierra de los vivientes, para que su nombre no se pronuncie más.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Yo era como manso cordero que se lleva al matadero; no sabía que contra mí urdían intrigas: Destruyamos el árbol con su fruto, cortémosle de la tierra de los vivos y que no se miente más su nombre.

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Jeremías 11:19
28 Tagairtí Cros  

Ignora el hombre su camino, ni se le encuentra en la tierra de los vivos.


que sus descendientes sean exterminados, que en una generación sea borrado su nombre;


El hombre justo jamás vacilará, su recuerdo perdura eternamente;


Caminaré en presencia del Señor en la tierra de los vivos.


Si miro a la derecha, nadie viene en mi ayuda; no encuentro refugio, nadie se preocupa de mí.


Yo estoy seguro que he de ver los bienes del Señor en el mundo de los vivos.


Se olvidan de mí, como si ya estuviera muerto, soy un objeto de basura.


Mas cuando yo tropiezo se juntan y se ríen, se juntan contra mí; me golpean a traición, me laceran sin cesar,


prefieres el mal en vez del bien y el engaño en vez de la justicia;


traman un complot contra tu pueblo, conspiran contra tus protegidos.


La memoria del justo es bendecida, y el nombre del injusto es maldecido.


No aceches, criminal, la casa del justo, ni devastes su morada;


Y él, infeliz, la sigue, como un buey al matadero, como un ciervo apresado en el lazo,


También son perversas las armas del mentiroso. Tramas inicuas urde para perder a los humildes con mentiras, y a los pobres que reclaman su derecho.


Y decía: Ya no veré al Señor en la tierra de los vivos; no veré a nadie más de los habitantes de la tierra.


Lucharán contra ti, pero no podrán vencerte, porque yo estoy contigo para librarte, dice el Señor'.


Ellos han dicho: '¡Venid, tramemos un atentado contra Jeremías, pues no ha de faltar por eso del sacerdote la enseñanza, ni del sabio el consejo, ni del profeta la palabra! ¡Ea, matémosle con la lengua; no prestemos atención a ninguna de sus palabras!'.


Pues he escuchado la calumnia de la gente: '¡Terror por todas partes! ¡Anunciadlo, anunciémoslo!'. Todos los que eran mis amigos me espiaban a ver si daba un paso en falso: '¡Quizás se deje seducir; nosotros lo venceremos y nos vengaremos de él!'.


Y en cuanto Jeremías terminó de decir lo que el Señor le había ordenado comunicar a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas lo apresaron, diciendo: '¡Vas a morir!


Has visto todas sus venganzas, todas sus maquinaciones contra mí.


Allí yace Elán con todos sus guerreros en torno a su sepulcro; todos muertos, caídos a espada, hundidos como incircuncisos en las moradas subterráneas, ellos que sembraban el pánico en la tierra de los vivos. Han cargado con su ignominia junto a aquellos que bajan a la fosa.


Después de las sesenta y dos semanas, matarán a un ungido inocente. La ciudad y el santuario serán destruidos por un príncipe que ha de venir. Su fin será en un cataclismo, y hasta el final habrá guerra y devastaciones decretadas.


Efraín espía en la tienda del profeta, le tiende lazos en todos sus caminos, le persigue hasta en la casa de Dios.


Por Gad: Eliasaf, hijo de Deuel.


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