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Isaías 47:11 - Biblia Martin Nieto

11 Pero un desastre te alcanzará, que no podrás conjurar; una calamidad caerá sobre ti, que no podrás evitar; la ruina te llegará de repente sin darte cuenta.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Por eso te alcanzará el desastre, y serás incapaz de alejarlo por medio de encantos. La calamidad caerá sobre ti, y no podrás comprar tu libertad. Una catástrofe te sorprenderá, una para la cual no estás preparada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero te va a ocurrir una desgracia que no podrás evitar, una calamidad caerá sobre ti, y no podrás hacerle el quite. De repente te va a pasar algo muy grave, en lo que no pensabas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar, Caerá sobre ti una calamidad de la que no te podrás librar; Antes que puedas darte cuenta, la devastación vendrá sobre ti de repente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero te vendrá una desgracia que no sabrás conjurar; te caerá una calamidad que no podrás alejar. Te vendrá de repente un desastre que no te imaginas.

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Isaías 47:11
28 Tagairtí Cros  

que trabajaban en la muralla. También los cargadores estaban armados: con una mano trabajaban y con la otra empuñaban el arma.


que les sobrevenga de improviso la ruina, que la red que ellos tendieron los atrape y caigan en la fosa que cavaron.


Entended esto bien los que olvidáis a Dios, si no queréis que os destroce y no haya quien os salve;


nos intercambiábamos dulces confidencias, íbamos muy unidos a la casa de Dios.


en un momento serán destruidos, desaparecerán consumidos de espanto:


La desventura persigue al delincuente, la felicidad acompaña al justo.


¡Gritad, que el día del Señor se acerca; viene como una devastación del omnipotente!


Pero la turba de tus enemigos será como el polvo fino; como la paja aventada, la turba de los tiranos. Y pronto, de improviso,


por eso este pecado será para vosotros como brecha ruinosa que se abre en elevado muro, el cual en un momento, de repente, se desploma


Aquella misma noche el ángel del Señor salió e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres. Por la mañana, al despertar, no se veía más que cadáveres.


Yo formo la luz y creo las tinieblas; doy la dicha y produzco la desgracia; soy yo, el Señor, quien hace todo esto.


Las dos cosas te sobrevendrán de repente, en un día; orfandad y viudez a la vez caerán sobre ti, a pesar de tus numerosos sortilegios y del poder de tus muchos encantamientos.


No lo has oído, ni lo conocías, tu oído aún no se había abierto, pues yo sabía que eres pérfido y que te llamas rebelde desde el vientre de tu madre.


Perece el justo, y nadie se preocupa por ello. Los hombres piadosos son arrebatados, y nadie advierte que a causa del mal es arrebatado el justo


Tiembla la tierra y se estremece, porque se cumple el decreto del Señor contra Babilonia: reducir el país de Babilonia a un desierto despoblado.


Sus ciudades se han convertido en un desierto, en tierra árida, en estepa; nadie ya vivirá allí, ni un alma volverá a pasar por ella.


De repente ha caído Babilonia y se ha hecho pedazos. ¡Ululad sobre ella! Tomad bálsamo para su dolor, tal vez se cure.


Escucha mi gemido: ¡no hay quien me consuele! Todos mis enemigos se alegran de mi ruina, de que tú lo hayas hecho. ¡Haz que llegue el día que habías anunciado, para que sean como yo!


Vendrá desgracia sobre desgracia, una mala noticia detrás de otra. Pedirán al profeta una visión; la ley se habrá ausentado del sacerdote, de los ancianos el consejo.


Y el señor, irritado, lo entregó a los torturadores, hasta que pagase toda la deuda.


Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo'.


Comían, bebían y se casaban ellos y ellas, hasta que Noé entró en el arca, vino el diluvio y acabó con todos.


Andarán diciendo: 'Todo es paz y seguridad'; y entonces, de improviso, les sorprenderá la perdición, como los dolores del parto a la mujer encinta, y no podrán escapar.


Acuérdate de cómo recibiste y oíste la palabra; guárdala y arrepiéntete. Porque, si no despiertas, caeré sobre ti como un ladrón, sin que sepas a qué hora te voy a sorprender.


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