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Isaías 47:10 - Biblia Martin Nieto

10 Te sentías segura en tu maldad; pensabas: No hay quien me vea. Tu sabiduría y tu ciencia te han perdido. Pensabas en tu corazón: Yo, y nadie más fuera de mí.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y nadie más.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 »Te sentías segura en tu maldad. “Nadie me ve”, dijiste. Pero tu “sabiduría” y tu “conocimiento” te han descarriado, y dijiste: “Yo soy la única, y no hay otra”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Te sentías segura en tu maldad, y decías: 'Nadie me ve. Tu sabiduría y tu ciencia se te subieron a la cabeza. hasta tal punto que pensabas: 'Yo y nadie más.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: No hay quien me vea; Fuiste pervertida por tu arrogante ciencia, Y dijiste en tu corazón: Yo y nadie más que yo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Confiabas en tu maldad y decías: 'Nadie me ve'. Tu sabiduría y tu ciencia te han descarriado; pues decías en tu corazón: 'Yo, y nadie más'.

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Isaías 47:10
23 Tagairtí Cros  

Dice en su corazón: 'Dios se ha olvidado, ha escondido su rostro, nada verá jamás'.


Por eso Dios te aplastará, te destruirá para siempre, te sacará de tu tienda, te extirpará de la tierra de los vivos.


para herir desde el escondite al inocente, para herirlo por sorpresa y sin ser vistos.


No tiene poder el hombre sobre su vida para retenerla, ni sobre el día de la muerte; y no hay quien se libre de este combate, ni la iniquidad salva al que la posee.


Vosotros decís: Hemos firmado un pacto con la muerte, con el abismo hemos hecho un pacto: cuando pase el azote destructor, no nos alcanzará, porque hemos puesto en la mentira nuestro abrigo, nuestro refugio en el engaño.


¡Ay de aquellos que se esconden del Señor para disimular sus designios; de los que maquinan en la oscuridad y dicen: ¿Quién nos ve y nos conoce?!


El que se alimenta de ceniza, engañando el corazón, está perdido. No salvará su vida, y no dirá jamás: '¿No es un engaño lo que tengo en mi diestra?'.


Escucha, pues, ahora, voluptuosa, tú que te sientes segura y dices en tu corazón: Yo y nadie fuera de mí; no quedaré viuda, ni perderé a mis hijos.


¡Ay de los sabios a sus propios ojos, y en su estima prudentes!


Ninguno acusa con justicia, nadie litiga con honradez; se confía en la nada, se habla falsedad, maldad se concibe y se engendra desgracia.


Si un hombre se oculta en escondrijo, ¿no le veré yo acaso? -dice el Señor-. ¿Es que los cielos y la tierra no los lleno yo? -dice el Señor-.


quien quiera presumir, que presuma de esto: De tener inteligencia y conocerme, porque yo soy el Señor, que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra. Sí, esto es lo que me agrada -dice el Señor-.


Y me dijo: '¿Has visto, hijo de hombre, lo que hacen los ancianos de Israel en la oscuridad, cada uno en su estancia recargada de pinturas idolátricas, que están diciendo: El Señor no nos ve, el Señor ha abandonado el país?'.


Me respondió: '¡El crimen de la casa de Israel y de Judá es demasiado grande, inmenso; el país está cubierto de sangre y la ciudad llena de violencia! Han dicho: El Señor ha abandonado el país, el Señor no lo ve.


el rey se decía: '¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado para residencia real con mi inmenso poder y para gloria de mi majestad?'.


Ésta es la ciudad alegre que vivía confiada y decía en su corazón: '¡Yo, y sólo yo!'. ¡Cómo ha quedado desolada! ¡Una guarida de fieras! Todo el que pasa junto a ella silba y agita la mano.


Alardeando de sabios, se hicieron necios;


Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como dice la Escritura: Atrapa a los sabios en su astucia.


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