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Isaías 45:1 - Biblia Martin Nieto

1 Esto dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien yo tomé de la mano para someter a las naciones y desatar las cinturas de los reyes; para abrir puertas ante él sin dejar que se cierren:

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Biblia Reina Valera 1960

1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Esto le dice el Señor a Ciro, su ungido, cuya mano derecha llenará de poder. Ante él, los reyes poderosos quedarán paralizados de miedo; se abrirán las puertas de sus fortalezas y nunca volverán a cerrarse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Así habla Yavé a Ciro, su ungido: 'Yo te he llevado de la mano para doblegar a las naciones y desarmar a los reyes. Hice que las puertas se abrieran ante ti y no volvieran a cerrarse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Así dice YHVH a su ungido, a Ciro, A quien he tomado por su diestra, Para someter ante él naciones, Y aflojar° los lomos de los reyes; Para abrir delante de él los batientes Y que las puertas no queden cerradas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Así dice Yahveh a su ungido, a Ciro, a quien tomé por la diestra, para someter ante él naciones y desatar cinturas de reyes, para abrir ante él los batientes y las puertas no queden cerradas:

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Isaías 45:1
31 Tagairtí Cros  

Y el Señor le dijo: 'Anda, vuelve a emprender tu camino por el desierto hacia Damasco, y, cuando llegues, ungirás a Jazael por rey de Siria;


El año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de su palabra anunciada por medio de Jeremías, el Señor impulsó a Ciro, rey de Persia, a que proclamara de viva voz y por escrito, en todo su reino, este edicto:


'Así habla Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado de construirle un templo en Jerusalén, en Judá.


Sobre los nobles vierte el menosprecio y suelta la correa de los fuertes.


Yo estoy siempre contigo, me has agarrado de mi mano derecha;


Izad una enseña sobre un monte pelado, lanzad gritos hacia ellos, indicad con la mano que entren por las puertas de los nobles.


He dado órdenes a mis santos guerreros; he llamado a los agentes de mi cólera, a mis gloriosos campeones.


Pues yo, el Señor, tu Dios, te cojo de la diestra y te digo: No temas, que yo vengo a ayudarte.


¿Quién ha suscitado del Oriente a aquel que apela a la justicia a cada paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete los reyes? Su espada los reduce a polvo, su arco los dispersa como paja.


Yo lo he suscitado del norte y ya viene, del sol levante lo he llamado por su nombre; ha pisoteado como barro a los sátrapas, como un alfarero pisa la arcilla.


Yo, el Señor, te he llamado para la justicia, te he tomado de la mano y te he formado, te he puesto como alianza del pueblo y luz de las naciones,


el que dice a Ciro: ¡Mi pastor eres, todos mis deseos cumplirás!; el que dice a Jerusalén: Serás reedificada, y al templo: Serás reconstruido.


Yo soy el Señor, no hay ningún otro: no existe dios fuera de mí. Yo te he ceñido antes de que me conocieses,


Yo mismo, yo mismo he hablado y le he llamado, le he traído para que lleve a cabo su designio.


Ahora, he entregado todos estos países en manos de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y he puesto a su servicio incluso las bestias del campo.


y diles: Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Voy a mandar a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido y él desplegará sobre ellas su dosel.


Pues desde el norte avanza contra ella un pueblo que convertirá en un desierto su tierra, y nadie más habitará allí; hombres y bestias huyen, desaparecen.


¡Espada contra los caldeos -dice el Señor-, contra los habitantes de Babilonia, contra sus jefes y sus sabios!


¡Afilad las flechas, llenad las aljabas! El Señor ha excitado el espíritu del rey de los medos y su plan contra Babilonia es destruirla; ésta es la venganza del Señor, la venganza por su templo.


Han dejado de luchar los guerreros de Babilonia, se han refugiado en las fortalezas; están agotadas sus fuerzas, se han convertido en mujeres. Han sido incendiadas sus moradas, hechos pedazos sus cerrojos.


Esto dice el Señor omnipotente: La ancha muralla de Babilonia será totalmente arrasada y sus altas puertas consumidas por el fuego. Así los pueblos se fatigan por nada y las naciones se cansan para el fuego.


Por sus esfuerzos hechos contra Tiro, realizados por mi causa, les he dado como paga el país de Egipto, dice el Señor Dios.


mudó de color y le asaltaron terribles pensamientos; se le relajaron las articulaciones de sus caderas y sus rodillas se pusieron a temblar una contra otra.


Después de ésta apareció otra bestia, la segunda, semejante a un oso; iba levantada de un lado y tenía tres costillas en las fauces entre sus dientes; y le dijeron: ¡Ea, devora mucha carne!


Alcé los ojos, y vi un carnero que estaba delante del río: tenía dos cuernos, uno más alto que otro. El más alto había despuntado más tarde.


Vi que el carnero acometía contra el oeste, el norte y el sur; ningún animal podía resistirlo ni librarse de su poder; hacía todo lo que quería, y así se crecía.


Se da la llamada a sus héroes; en su carrera chocan; corren hacia la muralla donde está el parapeto.


Ése es tu ejército: como mujeres en medio de ti; las puertas de tu país se abren francas ante el enemigo, el fuego devora tus cerrojos.


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