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Isaías 40:6 - Biblia Martin Nieto

6 Una voz manda: ¡Grita! Yo digo: ¿Qué he de gritar? Todo mortal es hierba, toda su gloria como flor del campo.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Una voz dijo: «¡Grita!». Y yo pregunté: «¿Qué debo gritar?». «Grita que los seres humanos son como la hierba. Su belleza se desvanece tan rápido como las flores en un campo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Una voz dice: 'Grita. Y yo respondo: '¿Qué he de gritar?' La voz dice: 'Toda carne es hierba, y toda su delicadeza como flor del campo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Una voz dice: ¡Proclama! Otra responde: ¿Qué proclamaré? Que toda carne es como hierba, Y toda su gloria° como flor campestre:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Una voz dice: '¡Proclama!'. Y yo dije: '¿Qué proclamo?'. Todo mortal es hierba y toda su gracia como flor del campo.

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Isaías 40:6
17 Tagairtí Cros  

como la flor brota y se marchita luego, y huye como una sombra sin pararse.


Por tu indignación y tu furor me has levantado y me has tirado lejos;


Esto no lo entiende el hombre estúpido, y el insensato no comprende nada.


Exulta, grita de júbilo, habitante de Sión, pues grande es en ti el Santo de Israel.


Sus habitantes, impotentes, espantados y confusos, eran como la hierba del campo, como el verdor del césped, como los brotes de los tejados, agostados por el viento del este.


Una voz grita: Preparad en el desierto para el Señor un camino, allanad en la estepa una senda para nuestro Dios.


Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de Adán, condenado a la suerte del heno?


Clama a voz en grito sin reparo, alza tu voz como la corneta. Anuncia a mi pueblo sus injusticias, a la casa de Jacob sus pecados.


Anda, grita a los oídos de Jerusalén: Esto dice el Señor: Me he acordado de ti, en los tiempos de tu juventud, de tu amor de novia, cuando me seguías en el desierto, en una tierra sin cultivar.


Sí, vendrá un día en que los centinelas gritarán en la montaña de Efraín: '¡Levantaos, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!'.


Tocad el cuerno en Guibeá, la trompeta en Ramá; dad la alarma en Bet- Avén; y tú, alerta, Benjamín.


Después el ángel que hablaba conmigo me dijo: Grita: Esto dice el Señor todopoderoso: Siento ardientes celos por Jerusalén y por Sión,


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