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Isaías 3:9 - Biblia Martin Nieto

9 Su rostro descarado los delata; como Sodoma descubren sus pecados, no los ocultan. ¡Ay de ellos, que su propia desgracia están fraguando!

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Biblia Reina Valera 1960

9 La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 El aspecto mismo de su rostro los delata. Exhiben su pecado como la gente de Sodoma y ni siquiera tratan de esconderlo. ¡Están condenados! Han traído destrucción sobre ellos mismos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Digan: 'Feliz el justo, pues comerá el fruto de sus obras'; pero: 'Pobre del malo, porque le irá mal, y será tratado según las obras de sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 La expresión de su rostro atestigua contra ellos, Porque como Sodoma publican su pecado, y no lo disimulan. ¡Ay de ellos, porque a sí mismos se labran la desgracia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia!

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Isaías 3:9
30 Tagairtí Cros  

Los habitantes de Sodoma eran unos malvados y grandes pecadores contra el Señor.


Al día siguiente, la mayor dijo a la menor: 'La noche pasada dormí yo con mi padre; emborrachémosle también esta noche y te acuestas tú con él, y así tendremos descendencia de nuestro padre'.


pero vio con desagrado a Caín y su ofrenda. Caín entonces se encolerizó y su rostro se descompuso.


Jehú, entretanto, llegó a Yezrael. Cuando Jezabel lo supo, se pintó los ojos, se compuso la cabellera y se asomó a la ventana.


el malvado dice con arrogancia: '¡No hay Dios!', es todo lo que piensa.


raza de miradas altaneras y de párpados altivos;


pero el que me ofende, se daña a sí mismo; todos los que me odian a mí, aman la muerte'.


¡Escuchad la palabra del Señor, jefes de Sodoma; prestad oído a la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra!


El Señor dice: Por la altivez de las hijas de Sión, que pasan erguida la cabeza y los ojos provocadores; que caminan a pasitos menudos, haciendo tintinear los aros de sus pies,


Pero los malhechores son como el mar agitado, que no puede apaciguarse, cuyas aguas remueven fango y cieno.


Pues son muchos nuestros delitos ante ti, y nuestras iniquidades contra nosotros testifican; sí, presentes tenemos nuestros crímenes y reconocemos nuestras perversidades:


Tus iniquidades te castigan, tus infidelidades te condenan. Date cuenta, comprende qué funesto es y qué amargo abandonar al Señor tu Dios, no tener ya temor de mí, dice el Señor Dios todopoderoso.


Cesaron los aguaceros y la lluvia tardía no llegó; pero con tu rostro de mujer perdida ni siquiera te has sonrojado.


Tendrían que avergonzarse de sus acciones execrables, pero han perdido la vergüenza; no saben ya enrojecer. Por eso han de caer entre los que perecen, y se desplomarán cuando yo los visite -dice el Señor-.


Tendrían que avergonzarse de sus acciones execrables, pero han perdido la vergüenza; no saben ya ni sonrojarse. Por eso han de caer entre los que perecen; se desplomarán cuando yo los visite, -dice el Señor-.


Ha caído de nuestra cabeza la corona. ¡Ay de nosotros, que hemos pecado!


¡Oh, qué débil era tu corazón, dice el Señor Dios, cuando hacías todas estas cosas, dignas de una prostituta desvergonzada!


Éste fue el crimen de Sodoma, tu hermana, y de sus hijas: soberbia, gula y pereza; no socorrieron al pobre, al indigente,


Con sólo verlos se enamoró de ellos y les envió mensajeros a Caldea.


Pregunté también acerca de los diez cuernos que había en su cabeza y del cuerno que despuntó y ante el cual habían caído tres, de aquel cuerno que tenía ojos y una boca que profería palabras monstruosas y que aparecía mayor que los otros cuernos.


Voy a destruirte, Israel; ¿quién vendrá en tu socorro?


La arrogancia de Israel testifica contra él, la iniquidad de Efraín le hace vacilar, y Judá caerá también con ellos.


Porque el salario del pecado es la muerte; pero el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.


Su cadáver quedará tendido en la plaza de la gran ciudad, que simbólicamente se llama Sodoma y Egipto (donde también ha sido crucificado su Señor).


Samuel dijo: 'Traedme aquí a Agag, rey de Amalec'. Agag se acercó temblando y diciendo: '¡Qué amarga es la muerte!'.


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