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Isaías 10:1 - Biblia Martin Nieto

1 ¡Ay de aquellos que dictan leyes de iniquidad! ¡Ay de los que publican decretos de opresión;

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Qué aflicción les espera a los jueces injustos y a los que emiten leyes injustas!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Pobres de aquellos que dictan leyes injustas y ponen por escrito los decretos de la maldad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Ay de quienes decretan decretos injustos, Y legislan leyes inicuas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ay de quienes decretan decretos inicuos y escriben escritos vejatorios

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Isaías 10:1
39 Tagairtí Cros  

Llegaron luego los dos hombres perversos y, encarándosele, testificaron ante la asamblea de esta suerte: 'Nabot ha maldecido a Dios y al rey'. Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas.


¿De veras, jueces, administráis justicia, juzgáis según derecho a los hombres?


Tampoco favorecerás al débil en su pleito.


No violarás el derecho del pobre en sus causas.


los que por nada declaran culpable a un hombre, los que en la puerta tienden lazos al joven y sin razón declaran reo al justo.


¡Ay del injusto! Mal le irá, se le dará según la obra de sus manos.


Entra en juicio el Señor con los ancianos y los jefes de su pueblo: Vosotros habéis devastado la viña, guardáis en casa lo robado al pobre.


¡Ay de aquellos que desde la mañana se dan a las bebidas fuertes, y de noche hasta muy tarde continúan bien calientes de vino!


¡Ay de aquellos que tiran del castigo con las cuerdas de la injusticia, y de la pena del pecado como con cuerda de carreta;


de los que por soborno absuelven al culpable y no hacen justicia al inocente!


¡Ay de aquellos que añaden casas a casas y juntan campos con campos hasta ocupar todo el lugar y quedar como únicos propietarios del país!


ser unos traidores, olvidarnos del Señor, apostatar de nuestro Dios, hablar de opresión y de rebelión, tramar planes para engañar a los demás.


Ninguno acusa con justicia, nadie litiga con honradez; se confía en la nada, se habla falsedad, maldad se concibe y se engendra desgracia.


¡Ay de aquel que edifica su casa con injusticias y sus pisos contra todo derecho; del que hace trabajar a su prójimo de balde, sin pagarle su salario;


porque aplastan contra el polvo de la tierra la cabeza de los necesitados y no hacen justicia a los pobres; porque hijo y padre se acuestan con la misma mujer, profanando mi santo nombre;


Has observado las leyes de Omrí, las prácticas de la casa de Ajab, te has portado como ellos. Yo haré de ti un ejemplo de terror, y de tus habitantes un objeto de burla. ¡Vosotros sufriréis el oprobio de los pueblos!'.


¡Ay de quien edifica una ciudad sobre la sangre y funda una ciudad sobre el crimen!


¡Ay del que da de beber a su prójimo y le echa veneno hasta embriagarle para contemplar su desnudez!


¡Ay de quien dice al leño: 'Despierta'!; a la piedra muda: '¡Levántate!'. ¡Éste es el oráculo! Sí, cubierta está de oro y plata, pero no tiene soplo alguno de vida.


Pero todos éstos se burlarán de él diciéndole con mordaz ironía: ¡Ay de quien multiplica lo que no es suyo -¿hasta cuándo?-, y se carga de un montón de prendas!


¡Ay de quien llena la casa de ganancias injustas para poner su nido en alto y escapar a la garra del mal!


'¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, haría ya tiempo que se hubieran arrepentido cubiertas de saco y ceniza.


¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe! Hay que hacer una cosa sin descuidar la otra.


¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados, que por fuera aparecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre!


¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas, adornáis las tumbas de los justos


El hijo del hombre se va, según está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el hijo del hombre es entregado! ¡Mejor le fuera no haber nacido!'.


¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia, y ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los demás!'.


Los sumos sacerdotes y sus criados, al verlo, gritaron: '¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!'. Pilato les dijo: 'Tomadlo vosotros y crucificadlo, pues yo no encuentro culpa en él'.


Sus padres hablaron así por miedo a los judíos, que habían decidido expulsar de la sinagoga al que reconociera que Jesús era el mesías.


¡Ay de ellos!, porque siguieron el camino de Caín, se precipitaron en el pecado de Bala n por ansia de dinero y perecieron en la rebelión de Coré.


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