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Isaías 1:15 - Biblia Martin Nieto

15 Cuando extendéis las manos, aparto mis ojos de vosotros; aunque multipliquéis vuestras plegarias, no las escucho. Vuestras manos están llenas de sangre.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Cuando levanten las manos para orar, no miraré; aunque hagan muchas oraciones, no escucharé, porque tienen las manos cubiertas con la sangre de víctimas inocentes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Cuando rezan con las manos extendidas, aparto mis ojos para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias, no las escucharé, porque veo la sangre en sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Cuando extendáis vuestras manos, Esconderé de vosotros mi rostro, Y aunque multipliquéis vuestras oraciones, no escucharé, Porque vuestras manos están llenas de sangre.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Cuando extendáis vuestras palmas, me taparé los ojos; aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre:

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Isaías 1:15
36 Tagairtí Cros  

Entonces Salomón se puso delante del altar del Señor en presencia de toda la comunidad israelita, alzó sus manos al cielo y


Al terminar de hacer al Señor esta oración y súplica, Salomón se levantó de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado, y con las manos levantadas hacia el cielo,


A la hora del sacrificio de la tarde salí de mi abatimiento y, con los vestidos y el manto rasgados, me postré de rodillas, extendí mis manos hacia el Señor, mi Dios,


Lo asaltan como torrente los terrores, de noche lo arrebata el huracán.


Pero es vano decir que Dios no oye, que el todopoderoso de nada se da cuenta.


levantad vuestras manos hacia el santuario, bendecid al Señor.


Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Maskil de David


Si hubiera alguna culpa en mi conciencia, el Señor no me habría escuchado;


Moisés respondió: 'En cuanto salga de la ciudad levantaré al Señor mis manos, cesarán los truenos y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es del Señor.


Entonces ellos me llamarán y yo no responderé; me buscarán y no me encontrarán.


los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente,


Cuando el Señor haya lavado la mancha de las hijas de Sión y haya limpiado a Jerusalén de la sangre en ella derramada, cuando dicte la sentencia y ejecute la pena,


Sí, en ti hay un Dios escondido, el Dios de Israel, el salvador.


Ayunáis, sí, entre disputa y riña, golpeando inicuamente con el puño. No, no ayunéis como ahora haciendo oír allá arriba vuestra voz.


repartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que veas desnudo y no eludir al que es tu propia carne.


Y sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos la arcilla y tú nuestro alfarero, todos somos obra de tus manos.


Con ansia espero en el Señor, que ha ocultado su rostro a la casa de Jacob; en él confío.


Por eso, esto dice el Señor: 'Voy a mandar contra ellos un desastre al que no podrán escapar; clamarán a mí, pero yo no los escucharé.


Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré; antes bien, aniquilaré a este pueblo con la espada, el hambre y la peste'.


Sí, oigo gritos como de mujer en parto, angustias como de primeriza. Son los gritos de la hija de Sión, que gime y alarga las manos. '¡Ay de mí, que voy a sucumbir bajo los golpes de los asesinos!'.


Vosotros habéis multiplicado las víctimas en esta ciudad, habéis llenado de cadáveres sus calles.


'Hijo de hombre, estos hombres han metido sus ídolos en su corazón y tienen continuamente ante sus ojos la ocasión de pecar. ¿Me dejaré consultar por ellos?


Y sabrán las naciones que la casa de Israel fue deportada por causa de sus iniquidades, por haberse rebelado contra mí. Por eso la privé yo de mi favor y la entregué en manos de sus enemigos y murieron todos a espada.


Con sus ovejas y sus vacas van en busca del Señor, mas no lo encuentran: se aparta de ellos.


Y luego clamarán al Señor, pero él no les responderá; les ocultará su rostro en aquel tiempo por los crímenes que cometieron.


Y sucedió que, así como él los llamaba y no quisieron escuchar, así también ellos clamaron y yo no los escuché, dice el Señor todopoderoso.


'¡A y de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de Dios a los hombres! ¡No entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren!


Al rezar, no os convirtáis en charlatanes como los paganos, que se imaginan que serán escuchados por su mucha palabrería.


Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que le es fiel y hace su voluntad.


Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando sus manos limpias, sin ira ni rencores.


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