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Hechos 17:5 - Biblia Martin Nieto

5 Los judíos, llevados por la envidia, echaron mano de unos gamberros, que provocaron tumultos y alborotaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón para llevarlos ante la plebe;

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces ciertos judíos tuvieron envidia y reunieron a unos alborotadores de la plaza del mercado para que formaran una turba e iniciaran un disturbio. Atacaron la casa de Jasón en busca de Pablo y Silas a fin de sacarlos a rastras y entregarlos a la multitud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Los judíos no se quedaron pasivos: reunieron a unos cuantos vagos y maleantes, armaron un motín y alborotaron la ciudad. Hicieron una demostración frente a la casa de Jasón, pues querían a Pablo y Silas para llevarlos ante la asamblea del pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero los judíos,° llenos de envidia, tomaron consigo a unos vagabundos perversos y, reuniendo una turba, alborotaron la ciudad y atacaron la casa de Jasón, para sacarlos ante el pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Entonces los judíos, llenos de envidia, reunieron a unos cuantos vagabundos, maleantes y revoltosos y amotinaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón con la intención de entregarlos al populacho.

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Hechos 17:5
26 Tagairtí Cros  

Mas cuando yo tropiezo se juntan y se ríen, se juntan contra mí; me golpean a traición, me laceran sin cesar,


cuando me visto de sayal, soy el hazmerreír de todos ellos;


Un corazón tranquilo es la vida del cuerpo, la envidia es la caries de los huesos.


Señor, alzada está tu mano; pero ellos no la miran. ¡Vean tu celo por tu pueblo, y se avergüencen, y el fuego preparado para tus enemigos los devore!


Pues sabía que lo habían entregado por envidia.


Los judíos, al ver tanta gente, se enfurecieron y se opusieron con blasfemias a lo que Pablo decía.


Llegaron de Antioquía e Iconio unos judíos que se ganaron a la gente. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto.


Pero los judíos que no quisieron creer soliviantaron a los paganos y los indispusieron contra los hermanos.


Cuando los judíos de Tesalónica supieron que Pablo anunciaba también en Berea la palabra de Dios, fueron allá para agitar y alborotar a la plebe.


al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y algunos hermanos ante los magistrados, gritando: 'Éstos, que han revolucionado el mundo entero, se han presentado también aquí,


y Jasón los ha hospedado. Todos éstos actúan contra los decretos del césar, diciendo que hay otro rey, Jesús'.


exigieron una fianza a Jasón y a los restantes para ponerlos en libertad.


Siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se sublevaron a una contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal


Porque corremos peligro de ser acusados de rebelión por todo lo que ha sucedido hoy, no habiendo ningún motivo que pueda justificar este alboroto'. Dicho esto, se disolvió la asamblea.


Los patriarcas, envidiosos de José, lo vendieron a Egipto. Pero Dios estaba con él,


Os saluda Timoteo, mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípatro, mis paisanos.


pues aún sois carnales. Desde el momento que hay envidias y discordias entre vosotros, ¿no es porque aún sois carnales y vivís a lo humano?


incontables viajes con peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en los desiertos, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos;


envidias, homicidios, borracheras, comilonas y cosas semejantes a éstas. Os advierto, como ya antes os advertí, que los que se entregan a estas cosas no heredarán el reino de Dios.


No busquemos la vanagloria, provocándonos mutuamente y teniendo envidia unos a otros.


Y vosotros habéis seguido mi ejemplo y el del Señor, recibiendo la predicación con el gozo del Espíritu Santo aun en medio de grandes tribulaciones,


¿O pensáis que en vano dice la Escritura: El Espíritu de Dios, que habita en nosotros, ama hasta con celos?


Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit. Con ellas Abimelec pagó el sueldo a mercenarios y aventureros que le siguieron.


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