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Esdras 8:21 - Biblia Martin Nieto

21 Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios y pedirle un viaje feliz para nosotros, nuestras familias y toda nuestra hacienda.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Allí, junto al canal de Ahava, di órdenes de que todos ayunáramos y nos humilláramos ante nuestro Dios. En oración le pedimos a Dios que nos diera un buen viaje y nos protegiera en el camino tanto a nosotros como a nuestros hijos y nuestros bienes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Allí, a orillas del río Ahava, proclamé un día de ayuno para hacer penitencia delante de nuestro Dios, para suplicarle que nos concediera un viaje feliz junto con nuestros hijos y todo lo que llevábamos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y allí, junto al río de Ahava, proclamé un ayuno para humillarnos delante de nuestro Dios, a fin de suplicar de Él un buen viaje para nosotros y para nuestros pequeños, así como para toda nuestra hacienda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Y allí, a la orilla del río Ahavá, pregoné un ayuno para humillarnos ante nuestro Dios, con el fin de impetrar de él un feliz viaje para nosotros, para nuestros hijos y toda nuestra hacienda.

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Esdras 8:21
37 Tagairtí Cros  

Josafat, atemorizado, recurrió al Señor y promulgó ayuno en todo Judá.


Todos se reunieron para invocar al Señor; de todas las ciudades de Judá vinieron a implorar el auxilio del Señor.


Yo los reuní junto al río que corre hacia Ahavá, donde estuvimos acampados tres días. Al pasar revista a la expedición, encontré laicos y sacerdotes, pero ningún levita.


Por fin partimos del río Ahavá hacia Jerusalén el día doce del primer mes; nuestro Dios nos protegió durante el viaje, y nos libró de toda violencia de enemigos y saqueadores.


El día veinticuatro de aquel mismo mes, los israelitas, vestidos de saco y cubierta de tierra la cabeza, se congregaron para el ayuno.


'Anda, reúne a todos los judíos de Susa, y ayunad por mi intención. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo, con mis doncellas, ayunaré. Luego me presentaré al rey, aun contra la ley, y si he de morir, moriré'.


Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión.


Mas yo, por tu infinita bondad, entro en tu casa, me postro hacia tu templo con toda reverencia.


Guíame tú, Señor, por tu justicia, frente a mis opresores, allana tus caminos ante mí.


¡Oh Dios, Señor nuestro, qué admirable es tu nombre por toda la tierra, tu majestad se asienta encima de los cielos!


En todos tus caminos piensa en él, y él allanará tus senderos.


y tus oídos oirán resonar detrás de ti estas palabras: Éste es el camino, seguidlo, ya estéis a la derecha o a la izquierda.


Habrá allí un camino allanado, se le llamará la vía santa; ningún impuro pasará por él, ni a él irán a parar los insensatos.


Guiaré a los ciegos por caminos que no conocen, por senderos ignorados los haré caminar; ante ellos cambiaré las tinieblas en luz, y en llano el terreno pedregoso. Todo esto es lo que voy a hacer y lo haré sin falta.


No padecerán hambre ni sed, no les alcanzará ni el viento árido ni el sol, porque el que se apiada de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de agua.


¿Por qué vamos a ayunar si tú no lo ves, por qué mortificarnos si tú no te enteras? Mirad, el día de ayuno andáis de negocios y oprimís a todos vuestros jornaleros.


¿Es éste acaso el ayuno que me agrada, el día en que el hombre se mortifica? ¿Doblar como un junco la cabeza, acostarse en el saco y la ceniza? ¿A eso llamas ayuno, día agradable al Señor?


Bien sé, Señor, que el camino del hombre no está en sus manos, y que no depende del hombre que camina enderezar sus pasos.


Y que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que hemos de seguir y lo que debemos hacer'.


Me dirigí al Señor implorándole con oraciones y súplicas, con ayuno, sayal y ceniza.


Promulgad un ayuno, convocad una asamblea, reuníos, ancianos, y vosotros todos, habitantes del país, en la casa del Señor, Dios vuestro; aclamad al Señor:


Ésta será para vosotros ley perpetua: el séptimo mes, el día diez del mes, ayunaréis y no haréis trabajo alguno, tanto el indígena como el extranjero residente en medio de vosotros.


Será para vosotros día de descanso sabático y día de ayuno. Es ley perpetua.


El que no ayune ese día será extirpado de su pueblo.


Los ninivitas creyeron a Dios y ordenaron un ayuno; se vistieron de saco chicos y grandes.


Y por orden del rey y de sus magnates se publicó en Nínive este bando: 'Hombres y bestias, ganado mayor y menor no probarán bocado, no pastarán, ni beberán agua.


¿Por qué nos lleva el Señor a esa tierra a morir bajo la espada y entregar nuestras mujeres y nuestros hijos como botín de guerra? ¿No sería mejor volver a Egipto?'.


Entrarán vuestros hijos, de los que habíais dicho que iban a ser presa del enemigo; ellos conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado.


Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y también para todos los extranjeros que llame el Señor Dios nuestro'.


Entonces todo el ejército de Israel y todo el pueblo fueron a Betel y allí lloraron ante el Señor y ayunaron aquel día hasta la tarde y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación.


Se reunieron en Mispá, sacaron agua y la derramaron ante el Señor, ayunaron aquel día y dijeron: 'Hemos pecado contra el Señor'. Y Samuel fue juez de los israelitas en Mispá.


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