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Esdras 3:12 - Biblia Martin Nieto

12 Muchos de los sacerdotes, levitas y cabezas de familia, ya ancianos, que habían visto el primer templo y ahora veían con sus propios ojos que se echaban los cimientos de este otro templo, lloraban estrepitosamente, mientras que otros muchos daban gritos de alegría y júbilo.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sin embargo, muchos de los sacerdotes, levitas y otros líderes de edad avanzada que habían visto el primer templo lloraron en voz alta al ver los cimientos del nuevo templo. Los demás, en cambio, gritaban de alegría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Muchas personas de edad, sacerdotes y levitas, jefes de familia que habían conocido el primer templo, lloraban abundantemente mientras se ponían ante su vista los cimientos, pero muchos otros dejaban escapar sus alegres exclamaciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Pero muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de familias, aquellos ancianos que habían visto la Casa primera,° viendo echar los cimientos de esta Casa ante sus ojos, lloraban en alta voz, en tanto que otros muchos daban gritos de júbilo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Sin embargo, muchos sacerdotes, levitas y jefes de familia, ya ancianos, que habían visto el primer templo, lloraban con grandes gemidos al ver con sus propios ojos echar los cimientos de este templo; pero otros muchos lanzaban clamores de alegría.

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Esdras 3:12
12 Tagairtí Cros  

Nadie podía distinguir los acentos de júbilo de los acentos del llanto de la gente, porque el pueblo lanzaba grandes gritos y el estrépito se oía desde muy lejos.


Tu ayer te parecerá mezquino a vista de la dicha que te espera.


van, sí, llorando van al llevar la semilla; mas volverán, cantando volverán trayendo sus gavillas.


¡Qué bueno es cantar para el Señor!, ¡qué agradable alabar a nuestro Dios!


No temas, gusanillo de Jacob, larva insignificante de Israel; ya vengo yo en tu ayuda, dice el Señor: tu redentor es el Santo de Israel.


El más pequeño en ti se hará un millar, el menor una nación potente. Yo, el Señor, lo he dicho: a su tiempo lo cumpliré deprisa.


En aquellos días, en el tiempo aquel -dice el Señor-, israelitas y judíos vendrán juntos; harán su camino llorando en busca del Señor, su Dios.


¿Quién queda de entre vosotros que haya visto esta casa en su esplendor primero? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es como nada ante vuestros ojos?


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