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Efesios 4:31 - Biblia Martin Nieto

31 Desterrad la amargura, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Sea quitada de vosotros toda amargura y enojo, e ira, y grito airado y maledicencia, junto con toda maldad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Desaparezca de entre vosotros toda amargura, animosidad, ira, gritos, insultos y toda clase de maldad.

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Efesios 4:31
62 Tagairtí Cros  

Desde entonces Esaú aborreció a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y se dijo: 'Están próximos los días en que se hará el duelo por mi padre; entonces mataré a mi hermano Jacob'.


Al oír esto, Rubén quiso salvarle de sus manos, y dijo: '¡Matarle, no!'.


Sus hermanos vieron que su padre lo amaba más que a todos ellos, y le cobraron tal odio que no podían hablarle con cariño.


Caín dijo a su hermano Abel: 'Vamos al campo'. Cuando se encontraron en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y le mató.


Absalón no dirigió la palabra a Amnón, ni para bien ni para mal, pues lo odiaba por haber violado a su hermana Tamar.


Él respondió: 'Mi señor, el rey; mi servidor me engañó, pues tu siervo le dijo: Aparéjame el asno para montar en él e ir con el rey; porque tu siervo es cojo.


Los hombres de Judá respondieron a los de Israel: 'Porque el rey es mi pariente. ¿Por qué te irritas por esto? ¿Acaso hemos comido nosotros a expensas del rey o nos ha hecho regalos?'.


al que difama a su prójimo en secreto lo aniquilo; al soberbio y al ambicioso no los puedo soportar;


que lluevan sobre ellos carbones encendidos, que se hundan en el abismo y ya no se levanten;


y no habla mal de nadie con su lengua; el que no hace mal a su hermano ni difama a su vecino,


deja la ira, desiste del enfado, no te acalores, que es peor para ti;


te sientas y calumnias a tu hermano, deshonras al hijo de tu madre.


escóndeme de las bandas criminales, de las pandillas de los delincuentes.


El odio suscita querellas, pero el amor cubre todas las faltas.


Los labios sinceros apagan el odio, y el que difunde calumnias es un necio.


El que presto se enoja hace locuras, el hombre reflexivo mantiene la calma.


Las palabras de los chismosos son apetitosos bocados, llegan hasta lo más hondo de las entrañas.


Como rugido de león es la cólera del rey, pero su favor es como rocío sobre hierba.


El viento del norte trae la lluvia; la lengua detractora, un rostro airado.


Por falta de leña se apaga el fuego; si no hay chismoso, se calma la contienda.


Un hombre iracundo provoca querellas, un hombre colérico multiplica las faltas.


Cuando un sabio discute con un insensato, ya se irrite éste, ya se ría, a ninguna solución llegará.


el falso testigo que profiere calumnias y el que siembra discordias entre hermanos.


No te dejes llevar de la ira, porque la ira es propia de los necios.


Son todos empedernidos rebeldes, sembradores de calumnias, todos ellos corrompidos.


Uno a otro se engañan, no se dicen la verdad, han acostumbrado su lengua a la mentira. Están pervertidos, son incapaces de cambiar.


Toda la ciudad se alborotó y la gente acudió en masa. Prendieron a Pablo, lo arrastraron fuera del templo y cerraron rápidamente las puertas.


Su boca está llena de maldición y amargura.


Hermanos, no seáis como niños en vuestros pensamientos; sed como niños en lo que se refiere al mal, pero como hombres adultos en vuestra manera de pensar.


Así que celebremos la fiesta, no con levadura vieja, con levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, panes de sinceridad y de verdad.


Pues temo que cuando yo vaya no os encuentre como yo quisiera, y vosotros no me encontréis a mí como vosotros quisierais; temo que haya rivalidades, envidias, animosidades, ambiciones, discordias, detracciones, murmuraciones, engreimientos, alborotos;


idolatría, supersticiones, enemistades, disputas, celos, iras, litigios, divisiones, partidismos,


debéis despojaros de vuestra vida pasada, del hombre viejo, corrompido por las concupiscencias engañosas,


Por esto, desterrad la mentira, y que cada uno diga la verdad a su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros.


Si os indignáis, no lleguéis a pecar y que vuestra indignación cese ates de que se ponga el sol;


Maridos, amad a vuestras esposas y no os irritéis contra ellas.


Pero ahora dejad todo eso: la ira, el rencor, la malicia, los insultos y las groserías.


Las mujeres, igualmente, que sean dignas, no chismosas, moderadas en la bebida, fieles en todo.


no debe emborracharse, ni ser amigo de peleas; debe ser ecuánime, pacífico y desinteresado;


Además se dedican a ir de casa en casa sin hacer nada; no sólo no hacen nada, sino que se dedican al chismorreo y a curiosearlo todo, hablando de lo que no deben.


Evita las discusiones estúpidas y tontas, consciente de que sólo engendran altercados.


desnaturalizados, desleales, calumniadores, desenfrenados, inhumanos, enemigos de todo lo bueno,


Es necesario que el obispo sea irreprochable, como administrador que es de la casa de Dios; no debe ser arrogante, ni colérico, ni borracho, ni amigo de peleas ni de negocios sucios;


que las ancianas, igualmente, observen una conducta digna de personas santas; que no sean calumniadoras, ni dadas a la bebida, sino capaces de instruir en el bien,


Mis queridos hermanos, sabed que todo hombre debe ser pronto para escuchar, pero lento para hablar y para airarse;


Pero si tenéis en vuestros corazones envidia amarga y espíritu de contradicción, no presumáis ni mintáis contra la verdad.


Hermanos, no habléis mal unos de otros. El que habla mal de su hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga la ley; y si juzgas la ley no eres cumplidor de la ley, sino juez.


Desechad toda maldad todo engaño y toda clase de hipocresía envidia o maledicencia.


no como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. Y ¿por qué lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.


El que odia a su hermano es un homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene la vida eterna en sí mismo.


Oí una voz potente en el cielo, que decía: Ahora ha llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su mesías, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche les acusaba ante nuestro Dios.


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