Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Eclesiastés 2:3 - Biblia Martin Nieto

3 Resolví en mi corazón regalar mi cuerpo con el vino, guiando mi corazón con la sabiduría, y entregarme a la necedad para ver dónde está la felicidad de los hombres y lo que hacen debajo de los cielos durante los días de su vida.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Después de pensarlo bien, decidí alegrarme con vino. Y mientras seguía buscando sabiduría, me aferré a la insensatez. Así traté de experimentar la única felicidad que la mayoría de la gente encuentra en su corto paso por este mundo.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Pues en mi búsqueda de la sabiduría me había entregado a los placeres del vino. Quería vivir la experiencia de la locura, para saber al fin lo que conviene a los hombres que hagan bajo el cielo, durante los contados días de su vida.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Aun cuando mi corazón me guiaba con sabiduría, decidí agasajar mi carne con vino y entregarme a la insensatez, hasta ver cuál era el bien del hombre en que se ocupa bajo los cielos los pocos días de su vida.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Procuré regalar mi cuerpo con el vino, aunque sin apartar mi corazón de la sabiduría, y entregarme a la disipación para saber en qué consiste la dicha de los mortales, lo que hacen bajo el cielo durante los días contados de su vida.

Féach an chaibidil Cóip




Eclesiastés 2:3
22 Tagairtí Cros  

Jacob le respondió: 'Los años de mi peregrinar son ciento treinta. Pocos e infelices han sido los años de mi vida, y no alcanzaré los años de vida de mis padres durante su peregrinación'.


-si después de muerto se puede revivir-, todos los días de mi milicia esperaría hasta que llegase mi relevo!


el pan que le da fuerzas, y el vino que le alegra el corazón y hace brillar su rostro más que el mismo aceite.


El vino es pendenciero, los licores insolentes; el que en ellos se pierde no es sabio.


Me dediqué a conocer la sabiduría y la ciencia, la locura y la necedad, y comprendí que también eso es dar caza al viento.


Para el placer se hacen banquetes, y el vino alegra la vida, y el dinero todo lo arregla.


Fin del discurso. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque en eso consiste ser hombre.


No hay más felicidad para el hombre que comer y beber y gozar él mismo del bienestar de su trabajo. Y yo considero que esto viene de la mano de Dios.


Igualmente, cuando Dios da a un hombre riquezas y hacienda y le permite disfrutar de ellas, tomarse su parte y gozar de su trabajo, eso es un don de Dios.


Quién sabe lo que es bueno para el hombre en la vida, durante los días de su vida de vanidad, que él pasa como una sombra? ¿Quién podrá decir al hombre lo que después de él sucederá bajo el sol?


Es bueno que esto sujetes y que de aquello no retires tu mano; porque quien teme a Dios cumple lo uno y lo otro.


Todavía apliqué mi corazón a saber, examinar e investigar la sabiduría y la razón de las cosas, y a reconocer que la maldad es una insensatez, y el desvarío una locura.


Así pues, alabo la alegría, porque para el hombre no hay bajo el sol otra felicidad que comer y beber y gozar. Y esto le acompaña en su trabajo en los días de su vida que le da Dios bajo el sol.


'Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien despreciará a uno y se apegará al otro'. 'No podéis servir a Dios y al dinero.


No bebáis vino hasta emborracharos, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llenaos del Espíritu Santo


La vid les respondió: ¿Voy a renunciar a mi mosto, alegría de Dios y de los hombres, para venir a balancearme sobre los árboles?


Cuando Abigaíl llegó a su casa, se encontró a Nabal celebrando un banquete regio. Estaba muy alegre y completamente borracho. Ella no le dijo ni una palabra hasta la mañana siguiente.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí