Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Colosenses 3:3 - Biblia Martin Nieto

3 Vosotros habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque ya habéis muerto, y vuestra vida está escondida con el Mesías en Dios.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 pues habéis muerto, y vuestra vida está oculta, juntamente con Cristo, en Dios.

Féach an chaibidil Cóip




Colosenses 3:3
32 Tagairtí Cros  

En aquel tiempo Jesús dijo: 'Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y se las has manifestado a los sencillos.


Dentro de poco el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros también viviréis.


'Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.


pero el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás; más aún, el agua que yo le daré será en él manantial que salta hasta la vida eterna'.


Pues como el Padre resucita a los muertos y los hace revivir, así también el hijo da la vida a los que quiere.


Os aseguro que el que escucha mis palabras y cree en el que me ha enviado tiene vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.


¡Y no queréis venir a mí para tener vida!


Porque si, siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más, una vez reconciliados, seremos salvados por su vida.


para que, como el delito trajo el reinado de la muerte, así también la gracia trajera el reinado de la justicia para la vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor.


Así, también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en unión con Cristo Jesús.


¡Nunca jamás! Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo en él?


Porque la ley del espíritu, que da la vida en Cristo Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.


la Escritura dice: Adán, el primer hombre, fue creado un ser viviente;


El hombre mundano no acepta las cosas del Espíritu de Dios; son locura para él, y no puede entenderlas, ya que hay que juzgarlas espiritualmente.


Porque el amor de Cristo nos apremia, pensando que si uno murió por todos, todos murieron con él;


porque caminamos en fe y no en clara visión.


y ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.


de declarar el cumplimiento de este plan secreto, escondido desde todos los siglos en Dios, creador de todas las cosas.


Y la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.


por la esperanza de lo que os está reservado en los cielos, de la que ya oísteis hablar por la palabra de la verdad del evangelio


Si habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué os sometéis como si todavía fueseis del mundo a preceptos como:


en el que se encuentran ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.


Cuando Cristo se manifieste, él que es vuestra vida, entonces vosotros también apareceréis con él en la gloria.


De ahí proviene que pueda salvar perfectamente a aquellos que por él se acercan a Dios, estando siempre vivo para interceder en su favor.


sino el interior que radica en la integridad de un alma dulce y apacible; eso es lo que tiene valor ante Dios.


Los días restantes de su vida mortal estarán al servicio no de las pasiones humanas, sino de la voluntad de Dios.


Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal y como es.


El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré el maná escondido y una piedra blanca, y en la piedra escribiré un nombre nuevo, que sólo conoce el que la recibe.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí