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Apocalipsis 6:10 - Biblia Martin Nieto

10 Gritaron con voz potente: '¿Hasta cuándo, tú, el maestro, el santo, el veraz, vas a esperar a hacer justicia y a vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?'.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Ellos clamaban al Señor y decían: «Oh Señor Soberano, santo y verdadero, ¿cuánto tiempo hasta que juzgues a la gente de este mundo y tomes venganza de nuestra sangre por lo que nos han hecho?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: 'Santo y justo Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Soberano° Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y clamaron con gran voz, diciendo: '¿Hasta cuándo, oh Soberano, santo y veraz, estarás sin juzgar a los que moran sobre la tierra y sin vengar nuestra sangre?'.

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Apocalipsis 6:10
33 Tagairtí Cros  

El Señor le dijo: '¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano grita de la tierra hasta mí.


¿Cuántos serán los días de tu siervo? ¿Cuándo harás justicia con los que me persiguen?


Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi vida de estas fieras rugientes, mi único bien, de estos leones;


¿Por qué han de decir las naciones: 'Dónde está su Dios'?; que las naciones aprendan ante nuestros ojos que hay una venganza por la muerte de tus siervos.


Cantad al Señor, que mora en Sión, publicad por los pueblos sus hazañas:


a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios. A consolar a todos los afligidos,


Dales su merecido, Señor, según la obra de sus manos.


Uno dijo al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: '¿Cuándo sucederán estas cosas extraordinarias?'.


Oí entonces a un santo que hablaba y a otro santo que preguntaba al que estaba hablando: ¿Hasta cuándo durará lo que anuncia la visión: el sacrificio cotidiano, la perversidad desoladora, el santuario y las milicias pisoteados?


Entonces el ángel del Señor continuó: Señor todopoderoso, ¿cuándo te compadecerás de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás tan indignado hace ya setenta años?


'Ahora, Señor, puedes dejar morir en paz a tu siervo, porque tu promesa se ha cumplido:


Serán días de castigo, en los que se cumplirá todo lo que está escrito.


Queridos míos, no os toméis la justicia por vuestra mano; dejad que sea Dios el que castigue, como dice la Escritura: Yo haré justicia, yo daré a cada cual su merecido.


a Jesús, mediador de una alianza nueva, que nos roció con una sangre, que habla más elocuentemente que la de Abel.


Como hubo falsos profetas en el pueblo, también habrá entre vosotros falsos maestros, los cuales enseñarán doctrinas de perdición, negarán al Señor que los redimió y se buscarán una ruina fulminante.


Los pueblos habían montado en cólera; pero ha llegado tu ira y el momento de juzgar a los muertos; de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que veneran tu nombre, pequeños y grandes, y de exterminar a los que destruían la tierra.


Alégrate sobre ella, ¡oh cielo!; y vosotros, santos, apóstoles y profetas, porque Dios, al condenarla, ha vengado vuestra causa.


y en ella se ha encontrado la sangre de los profetas, de los santos y de todos los que han sido degollados en la tierra.


porque sus sentencias son objetivas y justas, porque ha castigado a la gran prostituta que corrompía la tierra con su prostitución; él ha vengado en ella la sangre de sus siervos.


Porque has guardado mi consigna de perseverancia, yo te guardaré en la hora de la prueba que va a sobrevenir sobre todo el mundo para probar a los habitantes de la tierra.


Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Esto es lo que dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, el que cierra y nadie abrirá:


Entonces Sansón invocó al Señor así: 'Señor, Señor, te lo suplico, acuérdate de mí. Dame las fuerzas tan sólo una vez más, y de un solo golpe me vengaré de todos los filisteos por la pérdida de mis ojos'.


Mira, padre mío, mira la orla de tu manto en mi mano. Puesto que he cortado la orla de tu manto y no te he matado, reconoce claramente que no hay en mí maldad ni rebeldía. Yo no he pecado contra ti; tú, por el contrario, me acechas para quitarme la vida.


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