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Apocalipsis 18:4 - Biblia Martin Nieto

4 Oí otra voz que venía del cielo y decía: Sal de ella, oh pueblo mío, para que no seas solidario de sus pecados y no participes de sus plagas;

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después oí otra voz que clamaba desde el cielo: «Pueblo mío, salgan de ella. No participen en sus pecados o serán castigados junto con ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Oí otra voz que venía del cielo y decía: 'Aléjate de ella, pueblo mío, no sea que te hagas cómplice de su maldad y tengas que compartir sus castigos;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y oí otra voz procedente del cielo, que decía: ¡Salid de ella pueblo mío,° para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Oí otra voz que venía del cielo y decía: ' Salid, pueblo mío, de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados ni partícipes de sus plagas.

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Apocalipsis 18:4
16 Tagairtí Cros  

Lot fue a hablar con sus futuros yernos, los que se iban a casar con sus hijas, y les dijo: 'Levantaos y salid de este lugar porque el Señor va a destruirlo'. Pero ellos creían que estaba bromeando.


Si ves a un ladrón, te haces su cómplice, te juntas también con los adúlteros;


¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos! Con gritos de júbilo anunciad y proclamad esto, publicadlo hasta los confines de la tierra. Decid: El Señor ha redimido a su siervo Jacob.


¡Fuera, fuera, salid de allí; no toquéis nada impuro, salid de en medio de ella, purificaos los que lleváis los vasos del Señor!


Huid de Babilonia, salid del país de los caldeos, sed como machos cabríos a la cabeza del rebaño.


Sal de en medio de ella, pueblo mío, y sálvese quien pueda del ardor de la ira del Señor.


Vosotros, los escapados de la espada, salid, no os detengáis. Invocad al Señor en esta tierra lejana y acordaos de Jerusalén.


¡Huid de Babilonia, cada cual salve su vida! No perezcáis en su castigo, porque es la hora de la venganza del Señor y va a pagarle como se merece.


Queríamos curar a Babilonia, pero no se ha curado. Dejémosla y marchémonos cada uno a nuestra tierra. Sí, su condenación llega hasta el cielo, se eleva hasta las nubes.


y decís: Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos participado con ellos en la sangre de los profetas!


Por esto: Salid y separaos de ellos -dice el Señor-; no toquéis nada impuro, y yo os recibiré;


No impongas a nadie las manos sin haberlo pensado muy bien; no te hagas cómplice de los pecados ajenos. Consérvate honesto.


pues el que le saluda participa de sus malas obras.


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