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Apocalipsis 1:18 - Biblia Martin Nieto

18 estuve muerto, pero ya estoy vivo por los siglos de los siglos; y tengo las llaves de la muerte y del abismo.

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Biblia Reina Valera 1960

18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 el que vive. Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la Muerte y de su reino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 y el que vive, aunque estuve muerto, pero he aquí vivo por los siglos de los siglos,° y tengo las llaves de la Muerte y del Hades.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 y el que vive. Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

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Apocalipsis 1:18
32 Tagairtí Cros  

Mas bien sé que mi defensor está vivo y que él, el último, sobre el polvo se alzará;


¿Se te han abierto las puertas de la muerte? ¿Has visto las puertas de la sombra mortal?


los hijos de extranjeros palidecen y abandonan temblando sus refugios.


Bendito sea el Señor día tras día, él cuida de nosotros, es nuestro salvador.


Pondré la llave de la casa de David sobre sus hombros: si él abre, nadie cerrará; si cierra, nadie abrirá.


Y tú, Cafarnaún, ¿crees que te vas a elevar hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros realizados en ti, duraría hasta el día de hoy.


Te daré las llaves del reino de Dios; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos'.


Ellas se asustaron y bajaron los ojos; ellos les dijeron: '¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?


Jesús le dijo: 'Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.


Dentro de poco el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros también viviréis.


sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no vuelve a morir, la muerte ya no tiene dominio sobre él.


Fue crucificado en razón de su flaqueza, pero ahora vive por el poder de Dios. Yo también participo de su debilidad y participaré, frente a vosotros, de su poderosa vida divina.


y ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.


Vosotros habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.


Él, que es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser, sostiene todas las cosas con su palabra poderosa, y, una vez que realizó la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en lo más alto del cielo,


fijando nuestra mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien, para obtener la gloria que se le proponía, soportó la cruz, aceptando valientemente la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.


que no ha llegado a serlo según la ley de una disposición carnal, sino más bien según el poder de una vida imperecedera.


De ahí proviene que pueda salvar perfectamente a aquellos que por él se acercan a Dios, estando siempre vivo para interceder en su favor.


y juró por aquel que vive por los siglos de los siglos -el que creó el cielo y lo que hay en él, la tierra y todo lo que contiene, el mar y todo lo que hay en él-: 'Se acabó el plazo';


Entonces uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.


Escribe al ángel de la Iglesia de Esmirna: Esto es lo que dice el primero y el último, el que murió y ha vuelto a la vida.


El mar devolvió los muertos que guardaba; la muerte y el abismo devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras.


La muerte y el abismo fueron arrojados al estanque de fuego: el estanque de fuego es la segunda muerte.


Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Esto es lo que dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, el que cierra y nadie abrirá:


Cada vez que los cuatro seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que se sienta en el trono y que vive por los siglos de los siglos,


Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los ancianos se pusieron de rodillas en profunda adoración.


Y apareció un caballo pajizo, cuyo jinete se llamaba muerte (el abismo le acompañaba). Le fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.


El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que había caído del cielo sobre la tierra; y le dieron la llave del pozo del abismo.


El Señor da la muerte y da la vida, hace bajar al abismo y hace subir de él.


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