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Amós 5:16 - Biblia Martin Nieto

16 Por tanto, esto dice el Señor, Dios omnipotente: 'En todas las plazas habrá lamentos y en todas las calles dirán: ¡Ay, ay! Y convocarán al campesino al duelo y a lamentaciones a los expertos en ellas.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Por tanto, así ha dicho Jehová, Dios de los ejércitos: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay!, y al labrador llamarán a lloro, y a endecha a los que sepan endechar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Por lo tanto, esto es lo que dice el Señor, el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales: «Habrá llanto en todas las plazas públicas y lamentos en cada calle. Llamen a los campesinos para que lloren con ustedes y traigan a los que les pagan por lamentar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Por eso, así habla Yavé, el Dios de los Ejércitos, el Señor: Habrá lamentaciones en las plazas y en todas las calles se escucharán los '¡Ayes!'. Invitarán a los campesinos para celebrar el duelo y contratarán lloronas como para un velorio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Así dice Adonay YHVH, ’Elohey Sebaot: En todas las plazas habrá llanto, Y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay! Y llamarán al labrador a duelo, Y a lamentación a los que sepan endechas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Por eso, así dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Señor: 'En todas las plazas habrá lamentación, y en todas las calles se dirá: '¡Ay, ay!'. Llamarán a duelo al campesino y a los expertos en lamentaciones.

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Amós 5:16
23 Tagairtí Cros  

Jeremías compuso una lamentación sobre Josías, que todos los cantores y cantoras recitan todavía hoy entre sus elegías sobre el rey Josías; ha venido a ser una regla en Israel, y están escritas en las Lamentaciones.


Los lamentos recorren el territorio de Moab: hasta Egláyim llega su grito; su aullido, hasta Beer- Elín.


Aquel día el Señor Dios omnipotente os invitaba a tonsuraros y a vestiros de saco.


Esto dice el Señor: Un grito de terror se ha oído, espanto, que no paz.


Sí, oigo gritos como de mujer en parto, angustias como de primeriza. Son los gritos de la hija de Sión, que gime y alarga las manos. '¡Ay de mí, que voy a sucumbir bajo los golpes de los asesinos!'.


Y yo voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, un cubil de chacales; y de las ciudades de Judá un desierto, donde nadie habite.


'Ea, llamad a las plañideras, mandadles venir; escoged a las más hábiles; que vengan


Por eso el país está de luto y todos sus habitantes desfallecen; hasta las bestias de los campos, las aves del cielo y los peces del mar desaparecen.


Consternaos, campesinos; lamentaos, viñadores, por el trigo y la cebada; perdida está la cosecha del campo.


Promulgad un ayuno, convocad una asamblea, reuníos, ancianos, y vosotros todos, habitantes del país, en la casa del Señor, Dios vuestro; aclamad al Señor:


¡Ay, qué día; cercano está el día del Señor; que viene como devastación del todopoderoso!


¡Laméntate como una virgen vestida de luto por el esposo de su juventud!


Escuchad y testificad contra la casa de Jacob, dice el Señor, Dios todopoderoso.


pues yo os desterraré más allá de Damasco, dice el Señor, Dios omnipotente.


Cambiaré en duelo vuestras fiestas y en lamentos todos vuestros cánticos; cubriré de saco todos vuestros lomos y toda cabeza de calvicie; haré de este duelo un duelo de hijo único, y su final será como día de amargura.


En aquel día los cánticos del templo se convertirán en aullidos, -dice el Señor, Dios-. Serán muchos los cadáveres; silenciosamente se los arrojará en cualquier lugar.


Por eso me lamentaré y gritaré, andaré descalzo y desnudo, lanzaré aullidos como los chacales, y lamentos como las avestruces.


Aquel día se contará sobre vosotros un proverbio, se cantará una elegía y se dirá: '¡Estamos totalmente arruinados! Se ha vendido la porción de mi pueblo, y nadie ya la restituye. ¡Entre los apóstatas se reparten nuestros campos!'.


permaneciendo a distancia por miedo a sus tormentos, y dirán: ¡Ay, ay de la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte; en un instante ha llegado tu sentencia!


Y echándose polvo en sus cabezas, gritaban; y llorando y lamentándose, decían: ¡Ay, ay de la gran ciudad, que con su opulencia enriqueció a cuantos tenían naves en el mar, y en un momento ha sido desolada!


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