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2 Timoteo 2:12 - Biblia Martin Nieto

12 si sufrimos con él, también reinaremos con él; si le negamos, él nos negará a nosotros;

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Biblia Reina Valera 1960

12 Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Si soportamos privaciones, reinaremos con él. Si lo negamos, él nos negará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Si sufrimos pacientemente con él, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Si perseveramos, también reinaremos con Él; Si lo negamos, Él también nos negará;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 si resistimos, también con él reinaremos; si le negamos, también él nos negará;

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2 Timoteo 2:12
29 Tagairtí Cros  

no sea que, saciado, reniegue de ti y diga: '¿Quién es el Señor?'; o que, siendo pobre, robe y profane el nombre de mi Dios.


pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre celestial'.


Pedro le dijo: 'Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré'. Y lo mismo dijeron todos los demás.


Entonces Pedro recordó que Jesús le había dicho: 'Antes de que cante el gallo me negarás tres veces'. Y saliendo fuera, se echó a llorar amargamente.


'Mirad, vamos a Jerusalén, y el hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los maestros de la ley; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos,


Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina ante esta generación adúltera y pecadora, también el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles'.


pero al que me niegue delante de los hombres, él lo negará delante de los ángeles de Dios.


y yo os voy a dar el reino como mi Padre me lo dio a mí,


para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel'.


Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina, el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria y con la del Padre y los santos ángeles.


animando a los discípulos, exhortándolos a permanecer en la fe y diciéndoles que tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.


Si la muerte reinó como consecuencia del delito de uno solo, con más razón reinarán en la vida por medio de uno solo, Jesucristo, los que han recibido tan abundantemente la gracia y el don de la justicia.


Y si somos hijos, somos también herederos: herederos de Dios, coherederos de Cristo; si es que padecemos con él, para ser también glorificados con él.


sin dejaros intimidar en lo más mínimo ante vuestros adversarios; lo que para ellos es señal de perdición, lo es en cambio para vosotros de salvación, y esto por obra de Dios.


El que no se preocupa de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha renegado de su fe y es peor que un incrédulo.


Porque se han infiltrado entre vosotros algunos hombres, destinados desde antiguo a caer en la condenación, gente malvada que han convertido en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a nuestro único dueño y Señor, Jesucristo.


y nos ha hecho un reino de sacerdotes para su Dios y Padre; a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


Yo, Juan, vuestro hermano y vuestro compañero en el sufrimiento, en el reino y en la constancia, en Jesús, yo me encontraba en la isla de Patmos por haber predicado la palabra de Dios y por haber dado testimonio de Jesús.


Sé dónde vives. Allí está el trono de Satanás; pero permaneces fiel a mi nombre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de Antipas, mi fiel testigo, al que mataron en vuestra ciudad, donde vive Satanás.


Vi también unos tronos; a los que se sentaron sobre ellos, les dieron el poder de juzgar. Vi a los que habían sido degollados por dar testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni su estatua y no habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos. Éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años.


Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el que reinarán mil años.


Porque has guardado mi consigna de perseverancia, yo te guardaré en la hora de la prueba que va a sobrevenir sobre todo el mundo para probar a los habitantes de la tierra.


Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, igual que yo, que he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.


Conozco tus obras: tengo abierta delante de ti una puerta que nadie puede cerrar, porque, a pesar de tu debilidad, has guardado mi palabra y no has renegado de mí.


De ellos has hecho para nuestro Dios un reino de sacerdotes, que reinarán sobre la tierra.


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