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2 Tesalonicenses 1:10 - Biblia Martin Nieto

10 cuando aquel día se presente glorioso entre los suyos y admirable para todos los que creyeron. Ahora bien, vosotros habéis recibido nuestro testimonio.

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Biblia Reina Valera 1960

10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Aquel día cuando él venga, recibirá gloria de su pueblo santo y alabanza de todos los que creen. Esto también los incluye a ustedes, porque creyeron lo que les dijimos acerca de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Vendrá aquel día para ser glorificado en la persona de sus santos y para que todos admiren su obra en los que creyeron, entre los que están ustedes, que acogieron nuestro testimonio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 cuando venga para ser glorificado por sus santos, y ser admirado en aquel día entre todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio fue creído entre vosotros).

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 cuando venga, aquel día, a recibir la gloria en medio de su pueblo santo y a ser admirado por todos los que creyeron, pues de hecho vosotros creísteis en nuestro testimonio.

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2 Tesalonicenses 1:10
40 Tagairtí Cros  

'Reconoced el poderío de Dios, su majestad sobre Israel, su potencia en las nubes'.


Porque, ¿quién en las nubes es igual al Señor, quién es como el Señor entre los dioses?


Los ojos soberbios del hombre serán abatidos, y la arrogancia de los mortales se doblegará; sólo el Señor será exaltado el día aquel.


El pueblo que yo he formado celebrará mi gloria.


Gritad de gozo, cielos, porque el Señor lo ha hecho; alegraos, honduras de la tierra; lanzad gritos de júbilo, montañas, y tú, bosque, con todos tus árboles, porque el Señor ha redimido a Jacob y ha manifestado su gloria en Israel.


Y me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, en quien me glorificaré.


Tu pueblo será un pueblo de justos, para siempre poseerás la tierra, renuevo de la plantación del Señor, obra de mis manos, hecha para resplandecer.


Y todo ello me granjeará renombre, gozo, alabanza y gloria entre las naciones de la tierra que, al conocer todo el bien que yo he hecho a los míos, quedarán maravillados y admirados por todos los bienes, por toda la prosperidad que yo les concederé'.


Ellos constituirán -dice el Señor todopoderoso- mi propiedad en el día aquel que yo preparo; sí, los perdonaré como un hombre perdona a su hijo que le sirve.


No valen presagios contra Jacob, ni sortilegios contra Israel. A su tiempo se dirá a Jacob, a Israel lo que Dios ha hecho.


Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.


Os aseguro que algunos de los presentes no morirán sin haber visto al hijo del hombre venir como rey'.


Pero aquel día y aquella hora nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el hijo, sino sólo el Padre'.


'Cuando venga el hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria.


Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor! ¡Señor!, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos arrojado a los demonios y hecho muchos milagros en tu nombre?


Yo os digo que en el día del juicio habrá más tolerancia para Sodoma que para ese pueblo'.


Jesús, al enterarse, dijo: 'Esta enfermedad no es de muerte, sino para que resplandezca la gloria de Dios y la gloria del hijo de Dios'.


todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y yo he sido glorificado en ellos.


De tal manera que el testimonio de Cristo se ha consolidado en vosotros.


El trabajo de cada uno aparecerá claro el día del juicio, porque ese día se manifestará con fuego, y el fuego probará la obra de cada uno.


y glorificaban a Dios por causa mía.


a fin de que nosotros, los que antes habíamos esperado en Cristo, seamos alabanza de su gloria;


el cual es garantía de nuestra herencia, para la plena liberación del pueblo de Dios y alabanza de su gloria.


que ilumine los ojos de vuestro corazón, para que conozcáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál la riqueza de la gloria de su herencia otorgada a su pueblo


para hacer resplandecer la gracia maravillosa que nos ha concedido por medio de su querido Hijo.


a fin de manifestar en los siglos venideros la excelsa riqueza de su gracia mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.


Así, de ahora en adelante, por medio de la Iglesia, los principados y potestades celestiales podrán conocer la incalculable sabiduría de Dios,


para que os conceda, conforme a la riqueza de su gloria, el ser fortalecidos poderosamente por su Espíritu en orden al progreso de vuestro hombre interior,


Porque nuestro mensaje evangélico no os fue transmitido solamente con palabras, sino también con obras portentosas bajo la acción del Espíritu Santo y, por parte nuestra, con una profunda entrega. En efecto, vosotros sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien.


Bien sabéis vosotros, hermanos, que nuestra estancia entre vosotros no ha sido infructuosa.


y así os exhortábamos, os animábamos y os alentábamos a llevar una vida digna de Dios, que os llama a su reino y a su gloria.


Por todo ello damos continuamente gracias a Dios: porque, al recibir la palabra de Dios que os predicamos, la abrazasteis no como palabra de hombre, sino como lo que es en verdad, la palabra de Dios, que permanece vitalmente activa en vosotros, los creyentes.


De este modo el nombre de Jesús, nuestro Señor, será glorificado entre vosotros, y vosotros lo seréis en él con la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor.


Pero nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos queridos del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para salvaros por la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad.


Y sin duda alguna es grande el misterio de nuestra religión: 'Que se ha manifestado como hombre, ha sido acreditado por el Espíritu, se ha mostrado a los ángeles, ha sido anunciado a las naciones, creído en el mundo, elevado a la gloria'.


Ésta es la causa de todos estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, pues sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él puede guardar hasta el último día lo que me ha encomendado.


Que el Señor tenga misericordia de él en el último día. Tú sabes mejor que nadie los servicios que prestó en Éfeso.


sólo me queda recibir la corona merecida, que en el último día me dará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su venida.


Vosotros, por el contrario, sois linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa,


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