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2 Samuel 19:5 - Biblia Martin Nieto

5 El rey se había cubierto el rostro y daba grandes gritos: '¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!'.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces Joab vino al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces Joab fue a la habitación del rey y le dijo: «Hoy salvamos su vida y la de sus hijos e hijas, sus esposas y concubinas. Sin embargo, al actuar de esa forma hace que nos sintamos avergonzados de nosotros mismos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El rey, mientras tanto, se había puesto un velo en la cara y exclamaba en alta voz: '¡Hijo mío Absalón! ¡Absalón hijo mío! ¡Hijo mío!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces Joab entró en la casa donde estaba el rey, y le dijo: Hoy has cubierto de vergüenza los rostros de todos tus siervos que hoy han salvado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Entretanto, el rey, cubierto el rostro, clamaba a grandes voces: '¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!'.

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2 Samuel 19:5
9 Tagairtí Cros  

David subía la pendiente de los olivos; subía llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos, y todo el pueblo que le acompañaba iba también con la cabeza cubierta y llorando.


Tomaron a Absalón y lo echaron en una gran fosa en el bosque, y pusieron sobre él un gran montón de piedras. Todos los israelitas habían huido, cada uno a su tienda.


Vosotros sois mis hermanos, hueso mío y carne mía. ¿Por qué sois los últimos en hacer que vuelva el rey?


Por eso aquel día las tropas entraron furtivamente en la ciudad, como entra la gente avergonzada de haber huido en la batalla.


Joab se presentó al rey, en su casa, y le dijo: 'Hoy cubres de vergüenza a tus siervos, que han salvado hoy tu vida, la vida de tus hijos y de tus hijas, la de tus mujeres y tus concubinas,


Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'.


Entonces tú los entregaste en manos de sus enemigos, que los oprimieron. En el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú les escuchaste desde el cielo, y en tu gran bondad les diste liberadores que los salvasen de las manos de sus enemigos.


Levántate, Señor; sálvame, Dios mío. Tú das de bofetadas a todos mis enemigos y rompes los dientes a los malhechores.


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