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2 Reyes 7:4 - Biblia Martin Nieto

4 Si entramos en la ciudad, moriremos allí de hambre; y si nos quedamos aquí, moriremos también. Pasemos al campamento de los sirios: si nos dejan con vida, viviremos; y si nos matan, moriremos'.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Si nos quedamos aquí, moriremos, pero con el hambre que hay en la ciudad, moriremos de hambre también allá si regresamos. Así que mejor sería ir y entregarnos al ejército arameo. Si ellos nos perdonan la vida, mucho mejor; pero si nos matan, igual habríamos muerto».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Si nos decidimos a entrar en la ciudad, moriremos, pues hay hambre en la ciudad. Si nos quedamos aquí también moriremos. Mejor desertemos y vayamos al campamento de los arameos. Si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, moriremos'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Si decidiéramos entrar en la ciudad, la hambruna está en la ciudad y moriremos allí; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Ahora pues, vayamos y pasémonos al ejército de los sirios; si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, no haremos más que morir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Si nos decidimos a entrar en la ciudad, nos moriremos allí, por el hambre que hay en ella; pero si nos quedamos aquí, moriremos también. Vamos a pasarnos ahora mismo al campamento de los arameos. Si nos dejan con vida, viviremos, y si nos matan, moriremos'.

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2 Reyes 7:4
11 Tagairtí Cros  

Porque todos morimos y somos como agua derramada en tierra y que no puede recogerse. Dios no quita la vida, ni quiere que el fugitivo esté exiliado lejos de él.


Después de estos sucesos Ben Hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército y fue a sitiar Samaría.


Al anochecer se dirigieron al campamento de los sirios, y cuando llegaron al campamento, vieron que no había nadie.


El espíritu se apoderó de Amasay, jefe de los treinta, que dijo: '¡Somos tuyos, David. Estamos contigo, hijo de Jesé. La paz, la paz contigo y con los tuyos, porque tu ayuda es Dios!'. David los recibió y los puso entre los jefes de tropa.


'Anda, reúne a todos los judíos de Susa, y ayunad por mi intención. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo, con mis doncellas, ayunaré. Luego me presentaré al rey, aun contra la ley, y si he de morir, moriré'.


Si salgo al campo, sólo veo caídos a espada; si entro en la ciudad, allí están las angustias del hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes vagan por el país. ¡Ya no lo conocen!


¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, porque el Señor nuestro Dios nos entrega a la muerte, nos da a beber agua envenenada por haber pecado contra él.


A lo mejor Dios cambia de parecer, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos'.


Y del mismo modo que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después haya un juicio,


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