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2 Reyes 23:11 - Biblia Martin Nieto

11 Suprimió los caballos consagrados al sol por los reyes de Judá a la entrada del templo del Señor, cerca del aposento cuidado por el eunuco Natanmélec, en el atrio, y quemó el carro del sol.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 También quitó de la entrada del templo del Señor las estatuas de caballos que los reyes anteriores de Judá habían dedicado al sol, las cuales estaban cerca de las habitaciones del eunuco Natán-melec, un funcionario de la corte. El rey también quemó los carros de guerra dedicados al sol.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Eliminó los caballos que los reyes de Judá habían consagrado al sol, y que estaban a la entrada de la casa de Yavé, cerca de la habitación del eunuco Netán-Melec, (la que estaba dentro de las dependencias) y echó al fuego el carro del sol.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Hizo quitar también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, en la entrada de la Casa de YHVH, junto a la cámara de Natán-melec, el eunuco que estaba en las dependencias,° y quemó en el fuego los carros del sol.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Hizo desaparecer los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al Sol, a la entrada del templo de Yahveh, junto al aposento del eunuco Natanmélec que había en los anejos, y quemó luego los carros del Sol.

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2 Reyes 23:11
8 Tagairtí Cros  

Luego suprimió los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían instituido y que habían quemado incienso en las colinas, en las ciudades de Judá y en los aledaños de Jerusalén; suprimió también a los que habían quemado incienso a Baal, al sol, a la luna, a los planetas y todos los astros del cielo.


para el Parbar, al occidente: cuatro en la calzada y dos para el Parbar.


Restauró las ciudades fuertes de Judá aprovechando aquellos años en que el país gozaba de tranquilidad y no había guerra alguna, porque el Señor le había concedido la paz.


Fueron destruidos en su presencia los altares de Baal y los cipos que había sobre ellos. Rompió las imágenes de Aserá, los ídolos y las estatuas; los hizo polvo y lo esparció sobre las tumbas de quienes les habían ofrecido sacrificios.


Al ver el sol brillante y la luna que avanzaba esplendorosa,


Me llevó después al atrio exterior. También allí había salas y un enlosado alrededor del atrio; treinta salas daban al enlosado.


Y me llevó al atrio interior del templo del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el vestíbulo y el altar, veinticinco hombres, vueltas sus espaldas al santuario del Señor y sus rostros a oriente, se postraban hacia oriente ante el sol.


Cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros del firmamento, no te dejes seducir hasta postrarte ante ellos para rendirles adoración. El Señor, tu Dios, los ha dado en suerte a todos los pueblos que hay bajo los cielos.


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