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2 Reyes 18:4 - Biblia Martin Nieto

4 Suprimió las colinas, hizo pedazos las estelas, arrancó los cipos sagrados y machacó la serpiente de bronce que Moisés había hecho (pues hasta entonces los israelitas le quemaban incienso; la llamaban Nejustán).

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Biblia Reina Valera 1960

4 Él quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Él quitó los santuarios paganos, destrozó las columnas sagradas y derribó los postes dedicados a la diosa Asera. Hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque la gente de Israel seguía ofreciéndole sacrificios. La serpiente de bronce se llamaba Nehustán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Hizo desaparecer los Altos Lugares, rompió las piedras paradas, derribó los postes sagrados y destruyó hasta la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta ese entonces los israelitas la llamaban Nejustán y le ofrecían incienso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Él quitó los lugares altos, hizo trizas las estatuas, y taló la Asera. También hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, a la cual la llamó Nehustán,° porque hasta aquellos días los hijos de Israel le quemaban incienso.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Él fue quien suprimió los lugares altos, rompió las estelas, taló los aserás y destrozó la serpiente de bronce que había fabricado Moisés, porque hasta aquellos días los israelitas quemaban incienso ante ella. La llamaban Nejustán.

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2 Reyes 18:4
30 Tagairtí Cros  

Siguió en todo la conducta de su padre, Asá, y no se apartó un punto de ella, haciendo lo que es recto a los ojos del Señor.


Sacaron fuera los cipos sagrados, y los quemaron;


El pueblo entero fue al templo de Baal y lo destruyeron; hicieron pedazos los altares y sus imágenes, mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. Después, el sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo del Señor


Y Joás hizo lo que es justo a los ojos del Señor todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Yehoyadá.


No obstante, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía todavía sacrificios y quemaba incienso en ellas.


Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. Él construyó la puerta superior del templo del Señor.


Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía aún sacrificios y quemaba incienso en ellas.


Luego el rey Acaz ordenó al sacerdote Urías: 'Sobre el altar grande quemarás el holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, el holocausto del rey y su ofrenda, el holocausto de toda la gente del país, sus ofrendas de pan y vino; sobre él derramaréis la sangre de los holocaustos y sacrificios. En cuanto al altar de bronce, ya proveeré'.


Y si me decís: Confiamos en el Señor, nuestro Dios, ¿no es aquel cuyas colinas y cuyos altares ha suprimido Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: Sólo debéis postraros ante este altar en Jerusalén?


Reconstruyó las colinas que su padre Ezequías había destruido; levantó altares a Baal, y un cipo sagrado, como había hecho Acaz, rey de Israel; adoró a todos los astros del cielo y les rindió culto.


Despedazó las estelas, los cipos sagrados y llenó sus lugares de huesos humanos.


El rey ordenó al sumo sacerdote Jelcías, al sacerdote segundo y a los guardianes de la puerta sacar fuera del templo del Señor todos los utensilios del culto de Baal, de Aserá y de los astros del cielo; los quemó a las afueras de Jerusalén en los campos del Cedrón y llevó sus cenizas a Betel.


No obstante, algo bueno hay en ti, pues has destruido las imágenes de Aserá y buscas a Dios de corazón'.


Cuando todo acabó, los israelitas que habían estado presentes recorrieron las ciudades de Judá destruyendo los cipos sagrados, las imágenes de Aserá, los lugares de culto de las colinas y los altares en todo Judá, Benjamín, Efraín y Manasés hasta su extinción total. Luego regresaron a sus ciudades, cada uno a su propiedad.


Reconstruyó las colinas que su padre Ezequías había destruido, levantó altares a Baal, hizo imágenes de Aserá y adoró a todos los astros del cielo y les rindió culto.


le indignaron con sus colinas, con sus ídolos excitaron sus celos.


No adorarás a sus dioses, ni los servirás. No imitarás sus obras, sino que las destruirás por completo y destrozarás sus estelas.


Antes bien, destruid sus altares, romped sus estelas, destrozad sus cipos.


Acaso me diréis: Nosotros confiamos en el Señor, nuestro Dios; pero ¿no es ése precisamente el Dios cuyas colinas y cuyos altares suprimió Ezequías, ordenando a Judá y a Jerusalén: Sólo ante este altar os debéis prosternar?


Destruiré vuestras colinas idolátricas, destrozaré los altares de vuestros perfumes, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos y os aborreceré.


Yo estaba entonces entre el Señor y vosotros como mediador de las palabras del Señor, pues vosotros no habíais subido a la montaña por miedo al fuego. Él dijo:


Ésta será vuestra conducta con ellos: derribaréis sus altares, romperéis sus estelas, abatiréis sus cipos y quemaréis sus ídolos.


Aquella misma noche el Señor dijo a Gedeón: 'Toma el toro gordo de tu padre, el de siete años, destruye el altar de Baal que tiene tu padre y corta el cipo que está a su lado.


Al día siguiente, cuando se levantó la gente de la ciudad, vieron que el altar de Baal había sido destruido, el cipo que estaba junto a él cortado, y el toro gordo había sido ofrecido en holocausto sobre el nuevo altar.


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