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2 Crónicas 32:26 - Biblia Martin Nieto

26 Pero Ezequías se arrepintió de su soberbia y con él todos los habitantes de Jerusalén, por lo que la ira del Señor no cayó sobre ellos en vida de Ezequías.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

26 Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Entonces Ezequías se humilló y se arrepintió de su soberbia, junto con el pueblo de Jerusalén. De modo que el enojo del Señor no cayó sobre ellos durante la vida de Ezequías.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Mas, después de haberse puesto orgulloso, se humilló Ezequías, él y los habitantes de Jerusalén; y por eso no estalló contra ellos la cólera de Yavé en los días de Ezequías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Pero Ezequías se humilló con motivo de la altivez de su corazón, tanto él como los habitantes de Jerusalem, de modo que la ira de YHVH no recayó sobre ellos en los días de Ezequías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Pero Ezequías se humilló por haberse dejado dominar por la soberbia, y con él los habitantes de Jerusalén. Por eso no vino sobre ellos la cólera de Yahveh en los días de Ezequías.

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2 Crónicas 32:26
14 Tagairtí Cros  

Y añadirás: Esto dice el Señor: En el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también la tuya'.


'¿Has visto cómo Ajab se ha humillado ante mí? Por eso, no acarrearé la desgracia sobre su casa en sus días, sino en los días de su hijo'.


Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado delante del Señor al oír las palabras con que él ha amenazado a este lugar y a sus habitantes, el terror y la maldición, y haber llorado delante de mí, yo también te he escuchado, dice el Señor.


Cuando el Señor vio que se habían humillado, dijo a Semayas: 'Se han humillado, no los destruiré; pronto verán mi liberación; no descargaré mi ira contra Jerusalén por medio de Sesac.


Ezequías fue muy rico y famoso. Atesoró una gran cantidad de plata, oro, piedras preciosas, aromas, escudos y toda clase de objetos valiosos.


En medio de su angustia imploró al Señor, su Dios, y se humilló profundamente delante del Dios de sus padres.


Su oración y su acogida, todas sus prevaricaciones y su impiedad, los lugares en los que levantó altares y puso imágenes de Aserá e ídolos antes de su conversión, están escritos en las crónicas de Jozay.


Pero no se humilló delante del Señor, como se había humillado su padre Manasés; al contrario, aumentó su culpabilidad.


Humillaos ante el Señor. Él os ensalzará.


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