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1 Tesalonicenses 4:16 - Biblia Martin Nieto

16 Porque el Señor mismo, a la señal dada por la voz del arcángel y al son de la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los muertos unidos a Cristo resucitarán los primeros.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Cuando se dé la señal por la voz del arcángel y la trompeta divina, el mismo Señor bajará del cielo. Y primero resucitarán los que murieron en Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en el Mesías resucitarán primero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pues cuando se dé la orden, a la voz de un arcángel y al son de una trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo y resucitarán en primer lugar los muertos en Cristo;

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1 Tesalonicenses 4:16
33 Tagairtí Cros  

Al maestro de coro. Salmo de los hijos de Coré


escoge para nosotros nuestra herencia, orgullo de Jacob, su preferido.


Al tercer día, a eso del amanecer, hubo truenos y relámpagos, una espesa nube sobre la montaña y un sonido muy fuerte de trompeta; todo el pueblo, que estaba en el campamento, temblaba.


Todo el pueblo distinguía los truenos y los relámpagos, el sonido de la trompeta y el humear de la montaña. El pueblo, al ver esto, temblaba y se mantenía a distancia.


Aquel día se tocará la gran trompeta, y vendrán los perdidos en el país de Asiria y los dispersos en el país de Egipto; a adorar al Señor en el monte santo, en Jerusalén.


El Señor da la voz al frente de sus tropas. Sí, innumerable es su ejército, poderoso el ejecutor de su palabra; sí, grande es el día del Señor, muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?


¿Quién eres tú, monte grande? Ante Zorobabel, como una llanura; él sacará la piedra clave entre gritos de júbilo: ¡Qué hermosa es! ¡Qué hermosa es!


El Señor aparecerá sobre ellos, y lanzará sus flechas como rayos. El Señor tocará la trompeta y marchará en los torbellinos del sur.


Salta de júbilo, hija de Sión; alégrate, hija de Jerusalén, porque tu rey viene a ti: justo y victorioso, humilde y montado en un asno, joven cría de una asna.


No veo iniquidad en Jacob, ni crimen alguno en Israel; el Señor, su Dios, está con él, y en él resuena la aclamación real.


Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.


Os aseguro que algunos de los presentes no morirán sin haber visto al hijo del hombre venir como rey'.


'Cuando venga el hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria.


Jesús contestó: 'Tú lo has dicho. Y os declaro que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo'.


que les dijeron: 'Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse al cielo'.


y, por tanto, los cristianos que han muerto están perdidos.


Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicias de los que mueren.


Pero cada uno por su turno: el primero, Cristo; luego, cuando Cristo vuelva, los que son de Cristo.


con la esperanza de que su Hijo Jesús, al que él resucitó de entre los muertos, vuelva del cielo y nos libre del desastre inminente.


Que Dios, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesucristo me encaminen felizmente hacia vosotros.


y a vosotros, que sufrís, daros el descanso en compañía nuestra, cuando Jesús, el Señor, aparezca en el cielo con sus ángeles poderosos,


Hermanos, respecto de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos


El día del Señor vendrá como ladrón: los cielos se desintegrarán entonces con gran estrépito, los elementos del mundo quedarán hechos ceniza y la tierra con todo cuanto hay en ella desaparecerá.


El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba con el demonio disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a echarle una maldición, sino que dijo: Que el Señor te reprenda.


Caí en éxtasis el día del Señor y oí detrás de mí una voz potente como de trompeta,


Miradlo, viene entre nubes; lo verán todos, aun los que lo traspasaron, y se lamentarán sobre él todas las naciones de la tierra. Sí. Amén.


Oí una voz que venía del cielo y decía: 'Escribe: Dichosos desde ahora los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, para que descansen de sus trabajos, porque sus obras los acompañan'.


En mi visión oí un águila que volaba por medio del cielo y gritaba con voz potente: '¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra tan pronto como suenen las trompetas que los tres ángeles van a tocar!'.


Entonces vi a los siete ángeles que están en pie delante de Dios; les dieron siete trompetas.


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