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1 Samuel 26:10 - Biblia Martin Nieto

10 Y añadió: '¡Vive el Señor!, que ha de ser él quien le hiera, ya le llegue el día de su muerte y muera, ya baje a la guerra y caiga.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Seguro que el Señor herirá a Saúl algún día, o morirá de viejo o en batalla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 David le dijo además: 'Por Dios, Yavé mismo lo castigará; o bien morirá porque ese será el día, o bien morirá en el combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y agregó David: ¡Vive YHVH que YHVH mismo tendrá que herirlo, o le vendrá su día de morir, o bajará a la batalla y perecerá!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y añadió David: 'Por vida de Yahveh, que ha de ser Yahveh quien lo mate; cuando llegue su día morirá, o tal vez perezca al entrar en combate.

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1 Samuel 26:10
23 Tagairtí Cros  

Cuando se acercaba ya para Jacob el día de su muerte, mandó llamar a su hijo José y le dijo: 'Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo en señal de juramento, y prométeme que serás bueno y fiel conmigo; no me entierres en Egipto.


-si después de muerto se puede revivir-, todos los días de mi milicia esperaría hasta que llegase mi relevo!


Puesto que están contados ya sus días, si por ti está fijada la cuenta de sus meses, si has señalado un límite que no podrá cruzar,


¿No es un servicio la vida del hombre en la tierra? ¿No son sus días, días de jornalero?


Un poco nada más, y el criminal no existe; lo buscas en su sitio, y ya no está allí;


el Señor se ríe de él porque ve que su día se avecina.


Él hará recaer su crimen sobre ellos, los aniquilará por su propia crueldad, los aniquilará el Señor, nuestro Dios.


un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;


¿Y no hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? ¿Les va a hacer esperar?


Queridos míos, no os toméis la justicia por vuestra mano; dejad que sea Dios el que castigue, como dice la Escritura: Yo haré justicia, yo daré a cada cual su merecido.


El Señor dijo a Moisés: 'Se avecina el día de tu muerte. Llama a Josué, y presentaos ante la tienda de la reunión para que yo le dé mis órdenes'. Moisés y Josué se presentaron ante la tienda de la reunión.


para el día de la venganza y el desquite, / para el tiempo en que sus pies tropezarán. / Está cerca el día de su ruina, / se precipita su destino.


Porque conocemos a aquel que ha dicho: A mí la venganza, yo daré a cada cual lo que merezca.


Y del mismo modo que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después haya un juicio,


por eso en un solo día lloverán sobre ella las plagas, la muerte, el duelo y el hambre; ella será consumida por el fuego, porque es un poderoso señor el Dios que la ha condenado.


Mira, padre mío, mira la orla de tu manto en mi mano. Puesto que he cortado la orla de tu manto y no te he matado, reconoce claramente que no hay en mí maldad ni rebeldía. Yo no he pecado contra ti; tú, por el contrario, me acechas para quitarme la vida.


¿Contra quién ha salido a campaña el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¡A un perro muerto, a una pulga!


Ahora, mi señor, por la vida del Señor y por tu propia vida, por el Señor, que te ha impedido derramar sangre y hacerte justicia por tu mano, que tus enemigos y los que intentan hacerte daño corran la misma suerte que Nabal.


Unos diez días después, el Señor hirió a Nabal y murió.


Cuando David supo que Nabal había muerto, dijo: 'Bendito sea el Señor, que me ha hecho justicia del insulto que recibí de Nabal; impidió a su siervo hacer el mal e hizo recaer la maldad de Nabal sobre su cabeza'. Después David mandó a decir a Abigaíl que quería casarse con ella.


Entonces Saúl dijo a su escudero: 'Desenvaina tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y se burlen de mí'. Pero su escudero no quiso, pues tenía mucho miedo. Entonces Saúl agarró su espada y se echó sobre ella.


Y así murieron juntos el mismo día Saúl, sus tres hijos y su escudero.


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