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1 Reyes 8:48 - Biblia Martin Nieto

48 si se convierten a ti con todo su corazón y con toda su alma en la tierra de su cautividad, a la que han sido deportados; si rezan vueltos hacia la tierra que diste a sus padres, hacia la ciudad que tú has elegido y hacia el templo que yo he construido a tu nombre,

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Biblia Reina Valera 1960

48 y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

48 Si ellos se vuelven a ti con todo el corazón y con toda el alma en tierra de sus enemigos, y oran en dirección a la tierra que diste a sus antepasados —hacia esta ciudad que escogiste y hacia este templo que he construido para honrar tu nombre—,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

48 si del fondo de su destierro se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, si te dirijen sus oraciones volviéndose al país que habías dado a sus padres, hacia la ciudad que has elegido y hacia esta Casa que edifiqué en honor de tu Nombre,

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La Biblia Textual 3a Edicion

48 si en la tierra de sus enemigos, a donde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran a ti en dirección a la tierra que diste a sus padres, hacia la ciudad que Tú has elegido, y hacia la Casa que he edificado a tu Nombre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

48 si en el país de los enemigos que los llevaron cautivos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma y te dirigen sus plegarias vueltos hacia la tierra que diste a sus padres y hacia la ciudad que elegiste y hacia el templo que acabo de edificar a tu nombre,

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1 Reyes 8:48
27 Tagairtí Cros  

Cuando tu pueblo, Israel, sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si se convierte, te confiesa su pecado, te suplica y te ruega en este templo,


escucha tú en el cielo, lugar de tu morada, su oración y súplica; hazles justicia,


Ni antes ni después de Josías hubo un rey que se volviera como él al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con toda su fuerza, conforme en todo con la ley de Moisés.


pero si os convertís a mí y observáis mis mandamientos, poniéndolos en práctica, aunque vuestros desterrados estuvieran en el extremo de los cielos, yo los recogeré de allí y los conduciré de nuevo al lugar que he escogido para morada de mi nombre.


Yo te busco de todo corazón, no dejes que me aparte de tus mandamientos;


Te llamo con todo el corazón; respóndeme, Señor, pues quiero guardar todos tus decretos;


dichosos los que guardan sus decretos, los que lo buscan de todo corazón;


Hijo mío, dame tu corazón y ten los ojos fijos en mis consejos.


Volveré a ellos mis ojos y los haré regresar a esta tierra; los restableceré y no los volveré a destruir; los plantaré para no arrancarlos ya.


Y con todo esto, Judá, su pérfida hermana, no ha vuelto a mí de todo corazón, su arrepentimiento es falso, dice el Señor.


El rey Darío, siguiendo el consejo, firmó el documento de prohibición.


En cuanto Daniel se enteró de que había sido firmado el documento, se fue a su casa. Tenía ventanas en su cuarto superior abiertas en dirección a Jerusalén, y tres veces al día se ponía de rodillas para orar y dar gracias a su Dios; así lo había hecho siempre hasta aquel día.


Este desastre nos ha sobrevenido tal y como está escrito en la ley de Moisés; pero nosotros no hemos tratado de aplacar la ira del Señor, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestros pecados y dando oídos a tu verdad.


Nosotros hemos pecado, hemos cometido injusticias y delitos, nos hemos rebelado y apartado de tus mandamientos y tus preceptos.


Reconocerán sus iniquidades y las de sus padres, las infidelidades contra mí y la oposición que me hicieron,


Tú me arrojaste en el abismo, en el fondo del mar, y las olas me envolvieron; todo tu oleaje, todas tus ondas han pasado sobre mí.


Yo los he dispersado entre los pueblos, y a lo lejos se acordarán de mí; allí crecerán sus hijos y retornarán.


Continuaron su camino y llegaron a un lugar donde había agua; el eunuco dijo: 'Mira, aquí hay agua; ¿qué impide que me bautice?'.


Con el corazón se cree para la justicia, y con la boca se confiesa la fe para la salvación.


Allí buscarás al Señor, tu Dios, y le hallarás si le buscas con todo tu corazón y con toda tu alma.


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