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1 Reyes 8:46 - Biblia Martin Nieto

46 Cuando pequen contra ti -pues no hay hombre que no peque-, y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo, que los llevará cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana;

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Biblia Reina Valera 1960

46 Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

46 »Si ellos pecan contra ti (¿y quién nunca ha pecado?), tal vez te enojes con ellos y permitas que sus enemigos los conquisten y los lleven cautivos a su tierra, ya sea cerca o lejos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

46 Cuando hayan pecado contra ti porque nadie está sin pecado cuando estés encolerizado con ellos, los entregues a sus enemigos y sus vencedores los lleven cautivos a su país, lejos o cerca,

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La Biblia Textual 3a Edicion

46 Cuando pequen contra ti (porque no hay hombre que no peque), y Tú, airado contra ellos, los entregues ante el enemigo, de modo que sean llevados cautivos a tierra del enemigo, sea lejos o cerca;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

46 Cuando pequen contra ti -pues no hay hombre que no peque-, y tú te irrites contra ellos y los entregues al enemigo, y sus vencedores los lleven cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana,

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1 Reyes 8:46
29 Tagairtí Cros  

escucha tú en el cielo su oración y súplica y hazles justicia.


Y el Señor se irritó sobremanera contra Israel y lo echó de su presencia. No quedó más que la tribu de Judá.


hasta que el Señor echó de su presencia a Israel, según lo había predicho por boca de sus siervos los profetas. E Israel fue deportado de su país a Asiria hasta nuestros días.


El año nueve de Oseas, el rey de Asiria se apoderó de Samaría, deportó a Asiria a los israelitas y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de Media.


Y el rey de Babilonia los mandó matar en Ribla, en la tierra de Jamat. Así Judá fue deportado lejos de su tierra.


Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque, y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo que los llevará cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana,


¿Quién puede sacar lo puro de lo impuro? Nadie.


Si tienes en cuenta nuestros delitos, ¿quién podrá resistir, Señor?


Pero en ti encontramos el perdón, por eso eres temido.


No entables juicio contra mí, pues ante ti ningún viviente es justo.


Por eso tu servidor se instruye en ellos, en guardarlos encuentra gran provecho.


¿Quién puede decir: 'Tengo el corazón puro, estoy limpio de pecado'?


No hay hombre justo en la tierra que haga el bien sin pecar nunca.


Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes; cada cual siguiendo su propio camino. Y el Señor ha hecho recaer sobre él la perversidad de todos nosotros.


No hubo nadie que invocara tu nombre, que despertara para apoyarse en ti, pues tú habías escondido tu rostro de nosotros y nos habías dejado a merced de nuestras iniquidades.


A vosotros os dispersaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será una desolación y vuestras ciudades un montón de ruinas.


Caerán al filo de la espada, irán prisioneros a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos hasta que llegue a su fin el tiempo de los paganos'.


Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la ley lo dice para los que están bajo la ley; para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca culpable ante Dios.


porque todos pecaron y están privados de la gloria de Dios;


Pero, según la Escritura, todo el mundo está bajo el pecado, para que la promesa de Dios se cumpla en los creyentes por la fe en Jesucristo.


El Señor te hará ir a ti y al rey que hayas constituido sobre ti a una nación desconocida para ti y para tus padres, y allí servirás a dioses extranjeros, hechos de leño y de piedra,


Las cosas ocultas pertenecen al Señor, nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y nuestros hijos eternamente, para que pongamos en práctica todas las palabras de esta ley.


Todos faltamos de muchas maneras. Si uno no falta en las palabras, es un hombre perfecto, capaz de refrenar también todo su cuerpo.


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