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1 Pedro 2:24 - Biblia Martin Nieto

24 él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados.

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Biblia Reina Valera 1960

24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 El cargó con nuestros pecados en el madero de la cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y por su suplicio han sido sanados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Él mismo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero,° para que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas° fuisteis sanados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus cardenales habéis sido curados.

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1 Pedro 2:24
50 Tagairtí Cros  

Abrahán tomó la leña del holocausto y la puso sobre el hombro de su hijo Isaac. Después tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y se fueron los dos juntos.


él cura los corazones rotos y venda sus heridas.


todo mi cuerpo está enfermo, debido a tu furor; no tengo hueso sano, debido a mi maldad;


Estará sobre la frente de Aarón, que cargará con los pecados cometidos por los israelitas al hacer sus ofrendas santas. Estará continuamente sobre la frente de Aarón para que el Señor acepte sus ofrendas.


Los golpes que dejan cardenales curan la maldad, las heridas curan hasta el fondo del ser.


Después de las penas de su alma, verá la luz y quedará colmado. Por sus sufrimientos mi siervo justificará a muchos y cargará sobre sí las iniquidades de ellos.


el macho cabrío llevará sobre sí todas sus iniquidades a tierra desierta. El macho cabrío será abandonado en el desierto.


Que guarden todas mis prescripciones, no sea que por alguna de ellas incurran en culpa y tengan que morir por haberlas profanado: yo, el Señor, que los santifico'. 10 'Ningún laico comerá las cosas santas; ni el huésped del sacerdote ni el siervo mercenario comerán las cosas santas.


De esta manera los israelitas no tendrán necesidad de acercarse a la tienda de la reunión, no se harán reos de pecado y no morirán.


un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;


Entonces puso en libertad a Barrabás y les entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.


Porque yo os digo que si vuestra justicia no supera la de los maestros de la ley y la de los fariseos, no entraréis en el reino de Dios'.


para que se cumpliera lo que había dicho el profeta Isaías: Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.


Pilato, entonces, queriendo satisfacer a la gente, les puso en libertad a Barrabás y les entregó a Jesús, para que lo azotaran y lo crucificaran.


El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a anunciar la libertad a los presos, a dar la vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos


Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: 'Éste es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Entonces Pilato mandó azotar a Jesús.


que acepta al que le es fiel y practica la justicia, sea de la nación que sea.


Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Ellos lo mataron, colgándolo de un madero.


Y así que cumplieron lo que acerca de él estaba escrito, lo bajaron del leño y lo sepultaron.


El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero.


Así, también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en unión con Cristo Jesús.


No entreguéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de injusticia. Al contrario, entregaos a Dios como muertos que han vuelto a la vida, entregad vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia;


¿No sabéis que al entregaros a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis? Si obedecéis al pecado, terminaréis en la muerte; y si obedecéis a Dios, en la justicia.


¡Nunca jamás! Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo en él?


Pero ahora, libres del pecado y al servicio de Dios, tenéis como fruto la consagración a Dios y como resultado final la vida eterna.


pues el que muere queda libre del pecado.


Pero ahora, al morir a la ley, a la cual estábamos sujetos, hemos quedado libres para servir a Dios no conforme a la letra de la vieja ley, sino conforme a la nueva vida del Espíritu.


Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;


Por esto: Salid y separaos de ellos -dice el Señor-; no toquéis nada impuro, y yo os recibiré;


Cristo nos liberó de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros, como dice la Escritura: Maldito el que está colgado en un madero,


(porque el fruto de la luz consiste en la bondad, en la justicia y en la verdad).


llenos de frutos de justicia por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.


Ha destruido el acta que había contra nosotros con sus acusaciones legales, quitándola de en medio y clavándola en la cruz;


Si habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué os sometéis como si todavía fueseis del mundo a preceptos como:


Vosotros habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.


Y en virtud de esta voluntad nosotros somos santificados, de una vez para siempre, por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo.


Por eso, al entrar en este mundo, Cristo dijo: No has querido sacrificios ni ofrendas, pero en su lugar me has formado un cuerpo.


dirigid vuestros pasos por caminos llanos para que el pie cojo en lugar de dislocarse se cure.


Tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado más alto que los cielos;


así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan.


Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder.


Si sabéis que él es justo, reconoced también que el que practica la justicia ha nacido de él.


Hijos míos, que no os engañe nadie. El que practica la justicia es justo como él es justo;


En medio de la plaza de la ciudad, y a un lado y otro del río, hay árboles de la vida, que dan doce frutos al año, una vez al mes. Las hojas de los árboles sirven para curar a las naciones.


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