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1 Juan 1:3 - Biblia Martin Nieto

3 eso que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que estéis unidos con nosotros, como lo estamos nosotros con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

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Biblia Reina Valera 1960

3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Les anunciamos lo que nosotros mismos hemos visto y oído, para que ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo, Jesús el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 lo que hemos visto y oído os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros. Pues nosotros, en efecto, tenemos comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

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1 Juan 1:3
38 Tagairtí Cros  

sí, mis ojos han visto todo esto,


Proclamaré el decreto que el Señor ha pronunciado: 'Tú eres mi hijo, yo mismo te he engendrado hoy.


sálvame de las fauces del león, mi pobre vida de los cuernos del búfalo.


Les daré una señal y mandaré a algunos de sus supervivientes a los pueblos de Tarsis, Etiopía, Libia, Mosoc, Ros, Tubal y Yaván; a las islas lejanas, que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Ellos publicarán mi gloria entre los pueblos.


Si vienes con nosotros, te haremos partícipe de todos los favores que nos haga el Señor'.


Ya no estoy en el mundo; pero ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guarda con tu poder a los que me has confiado, para que sean, como nosotros, una sola cosa.


Que todos sean una sola cosa; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.


Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo sí te he conocido; y ellos han reconocido que tú me has enviado.


Y la vida eterna es que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo).


El que lo ha visto da testimonio de ello, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros creáis.


Nosotros os anunciamos la buena nueva: la promesa hecha a nuestros padres


Mirad, engreídos, y quedaos admirados y asombrados, pues voy a realizar en vuestros días una obra que no creeríais si alguno os la contara'.


Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la unión fraterna, en partir el pan y en las oraciones.


porque jamás dejé de anunciaros todo el plan de Dios.


Nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído'.


Lo han decidido voluntariamente, y han hecho muy bien; pues si los judíos creyentes han compartido sus bienes espirituales con los paganos, éstos deben compartir sus bienes materiales con ellos.


Por él vosotros estáis en Cristo Jesús, el cual de parte de Dios se ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención,


Dios es fiel y él os ha llamado a vivir en unión con su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.


Hermanos, os recuerdo el evangelio que os anuncié, el que aceptasteis, en el que permanecéis firmes,


Este secreto consiste en que los paganos comparten la misma herencia con los judíos, son miembros del mismo cuerpo y, en virtud del evangelio, participan de la misma promesa en Jesucristo.


Es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en el corazón, ya que compartís conmigo el privilegio de estar preso y de defender y consolidar el evangelio.


Si tenéis algún consuelo en Cristo, alguna muestra de amor; si estáis unidos en el mismo Espíritu; si tenéis entrañas de misericordia,


a fin de conocerle a él y la virtud de su resurrección y la participación en sus padecimientos, configurándome con su muerte


que nos rescató del poder de las tinieblas y nos transportó al reino de su Hijo querido,


con la esperanza de que su Hijo Jesús, al que él resucitó de entre los muertos, vuelva del cielo y nos libre del desastre inminente.


Los que tienen amos creyentes, que no les falten al respeto por ser hermanos en la fe; al contrario, sírvanles mejor, puesto que los que reciben sus servicios son creyentes y hermanos muy queridos. Esto es lo que has de enseñar e inculcar.


diciendo: Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en plena asamblea te alabaré.


Por eso, hermanos, miembros del pueblo de Dios, partícipes de una vocación celeste, considerad al apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos, a Jesús,


Porque hemos llegado a ser partícipes de Cristo, si seguimos manteniendo inquebrantable hasta el fin nuestra fe inicial.


A los presbíteros que hay entre vosotros los exhorto yo, presbítero también, testigo de los sufrimientos de Cristo y participante en la gloria que habrá de manifestarse en el futuro:


Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas hábilmente imaginadas, sino como testigos oculares de su majestad.


Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que han tocado nuestras manos acerca de la palabra de la vida,


Éste es el mensaje que le hemos oído a él y os anunciamos a vosotros: Dios es luz, y en él no hay tinieblas.


pero si andamos en la luz, como él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica de todo pecado.


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