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2 Timoteo 3:10 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

10 Pero tú, Timoteo, conoces bien mis enseñanzas, mi manera de vivir y de pensar, y sabes cuánto confío en Dios. Tú has visto mi paciencia, mi amor y mi fuerza para soportar las dificultades.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pero tú, Timoteo, sabes muy bien lo que yo enseño y cómo vivo y cuál es el propósito de mi vida. También conoces mi fe, mi paciencia, mi amor y mi constancia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi modo de vida, mis proyectos, mi fe, mi paciencia, mi caridad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero tú has seguido de cerca mi enseñanza, mi manera de vivir, mi propósito, mi fe, mi longanimidad, mi amor, mi paciencia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Pero tú has seguido paso a paso mi enseñanza, mi conducta, mis decisiones, mi fe, mi comprensión, mi amor, mi constancia,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Pero tú has conocido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, caridad, paciencia,

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2 Timoteo 3:10
27 Tagairtí Cros  

Daniel decidió no comer ni beber lo mismo que el rey, porque para él eso era un pecado. Por eso le pidió a Aspenaz que no los obligara a pecar ni a él ni a sus amigos, comiendo esos alimentos.


Bernabé era un hombre bueno, que tenía el poder del Espíritu Santo y confiaba solamente en el Señor. Cuando Bernabé llegó y vio que Dios había bendecido a toda esa gente, se alegró mucho y los animó para que siguieran siendo fieles y obedientes al Señor. Y fueron muchos los que escucharon a Bernabé y obedecieron el mensaje de Dios.


y decidieron vivir como una gran familia. Y cada día los apóstoles compartían con ellos las enseñanzas acerca de Dios y de Jesús, y también celebraban la Cena del Señor y oraban juntos.


Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben muy bien cómo me he portado desde el primer día que llegué a la provincia de Asia.


»Todos los judíos me conocen desde que yo era niño. Saben cómo he vivido en mi país y en Jerusalén.


Queridos hermanos, les ruego que se fijen en los que causan pleitos en la iglesia. Ellos están en contra de todo lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de esa gente,


¿Acaso creen que esos planes los hice sin pensarlo bien? ¿O creen que soy como todos, que primero digo que sí, y luego digo que no? ¡Pues se equivocan!


Ya no seremos como niños, que ahora piensan una cosa y más tarde piensan otra, y que fácilmente son engañados por las falsas enseñanzas de gente astuta, que recurre a toda clase de trampas.


Timoteo es el único que se preocupa por ustedes, y que los quiere tanto como yo.


Pero ustedes ya conocen la buena conducta de Timoteo, y saben que él me ha ayudado como si fuera mi hijo. Juntos hemos anunciado la buena noticia.


Cuando les anunciamos la buena noticia, no lo hicimos solo con palabras. Al contrario, cuando estuvimos entre ustedes dejamos bien claro que tenemos el poder de Dios, y que el Espíritu Santo actúa por medio de nosotros, para el bien de ustedes.


Cuando me fui a la región de Macedonia, te pedí que te quedaras en la ciudad de Éfeso. Y ahora te lo vuelvo a pedir. Allí hay ciertas personas que imparten enseñanzas falsas. Ordénales que no lo hagan más.


Si enseñas la verdad a los miembros de la iglesia, serás un buen servidor de Jesucristo. Estudiar y obedecer las enseñanzas cristianas, como tú lo haces, es lo mismo que alimentarse bien.


Pero tú, Timoteo, estás al servicio de Dios. Por eso, aléjate de todo lo malo. Trata siempre de obedecer a Dios y de ser un buen discípulo de Jesucristo. No dejes de confiar en él, y ama a todos los hermanos de la iglesia. Cuando enfrentes dificultades, ten paciencia y sé amable con los demás.


No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él.


Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia.


Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. Al contrario, querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír.


He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios.


Tú mismo tienes que ser un buen ejemplo en todo. Enséñales a hacer el bien y, cuando lo hagas, hazlo con seriedad y honestidad.


Por eso, no hagan caso de enseñanzas extrañas, que no tienen nada que ver con lo que Jesucristo nos enseñó. Esas reglas acerca de lo que se debe comer, y de lo que no se debe comer, nunca han ayudado a nadie. Es mejor que nos dé fuerzas el amor de Dios.


Ya que todo será destruido de esa manera, ustedes deben obedecer solo a Dios, hacer el bien,


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