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1 Reyes 11:1 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

1-8 Salomón tuvo setecientas esposas extranjeras, que eran princesas. Entre ellas estaba la hija del rey de Egipto, además de otras mujeres moabitas, amonitas, edomitas, hititas y sidonias. También tuvo trescientas mujeres, con las que vivió sin haberse casado. Dios le había dicho a los israelitas: «No se casen con mujeres extranjeras, porque ellas los harán adorar a sus dioses». Y así sucedió. Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres lo apartaron de Dios y lo hicieron adorar a otros dioses. Salomón adoró a la diosa de los sidonios llamada Astarté, y construyó un lugar para adorar a dos ídolos repugnantes: Quemós, que era un dios de Moab, y Milcom, que era el dios de los amonitas. Lo construyó en la montaña que está al este de Jerusalén. También edificó lugares para que sus esposas ofrecieran animales a sus dioses y quemaran incienso. Salomón actuó mal delante de Dios y no lo obedeció; en realidad, nunca se comprometió a obedecerlo por completo, como lo había hecho David, su padre.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Ahora bien, el rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras. Además de la hija del faraón, se casó con mujeres de Moab, de Amón, de Edom, de Sidón y de los hititas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras:

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Ahora bien, además de la hija de Faraón, el rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 El rey Salomón, además de la hija del Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas;

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1 Reyes 11:1
20 Tagairtí Cros  

Roboam, el hijo de Salomón, fue el rey de Judá. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a gobernar. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró diecisiete años. Jerusalén fue el lugar que Dios había elegido para que lo adoraran. La madre de Roboam era amonita, y se llamaba Naamá.


La madre de Roboam se llamaba Naamá y era amonita. Cuando Roboam murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Su hijo Abiam reinó en su lugar.


Se comportó peor que Jeroboam, pues se casó con Jezabel hija de Et-baal, rey de los sidonios, y terminó adorando a Baal.


Salomón se casó con la hija del rey de Egipto, y además hizo un pacto de paz con él. Luego llevó a su esposa a vivir en la parte más antigua de Jerusalén, conocida como Ciudad de David. Mientras tanto, él se dedicó a terminar de construir su palacio, el templo de Dios y el muro que rodeaba toda la ciudad.


Todos estos se habían casado con mujeres extranjeras, pero se separaron de ellas y de sus hijos.


Cuando terminaron de hacer todo esto, vinieron los jefes y me dijeron: «Esdras, queremos informarte que nuestro pueblo no se ha mantenido apartado de la gente que vive aquí. Todos ellos imitan las horribles costumbres de los pueblos que habitan en Canaán y Egipto. Los judíos se han casado con mujeres de esos pueblos, así que el pueblo de Dios se ha mezclado con esa gente. Los primeros en pecar de esta manera han sido los jefes, los gobernantes, los sacerdotes y sus ayudantes».


Tal vez les parezca bien que sus hijos se casen con las hijas de esa gente, pero cuando ellas pequen al adorar a sus dioses falsos, harán que sus hijos también pequen.


La sabiduría te librará de la mujer que engaña a su esposo, y también te engaña a ti con sus dulces mentiras; de esa mujer que se olvida de su promesa ante Dios.


Los besos de la mujer infiel son una trampa sin fondo; Dios no deja sin castigo a los que se enredan con ella.


Si las bebes, verás cosas raras y te vendrán las ideas más tontas.


¡No te vuelvas loco por las mujeres!, pues han llevado a la ruina a muchos reyes.


te cuidarán de la mujer infiel, que con palabras dulces te convence.


y te librará de la mujer que te engaña con sus palabras y le es infiel a su esposo.


»Nadie debe tomar por mujer a la hermana de su esposa, ni tener relaciones sexuales con ella mientras su esposa viva. No hagas de ellas dos enemigas.


Tampoco deberá tener muchas esposas, porque ellas podrían llevarlo a desobedecer a Dios. Por último, ese rey tampoco deberá acumular mucho oro y plata.


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