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Números 21:29 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 ¡Ay de ti, Moab! ¡Perdido estás, pueblo de Camós! A la fuga se dieron sus hijos, sus hijas quedaron cautivas en manos del rey amorreo, Sijón.

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Biblia Reina Valera 1960

29 ¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, Y sus hijas en cautividad, Por Sehón rey de los amorreos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 ¡Qué aflicción te espera, oh pueblo de Moab! ¡Están acabados, oh adoradores de Quemos! Quemos dejó a sus hijos como refugiados, a sus hijas como cautivas de Sehón, el rey amorreo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 ¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Camón! Hizo huir a tus hijos y tus hijas fueron llevadas cautivas por Sijón, rey de los amoritas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 ¡Ay de ti, Moab! Eres destruido, oh pueblo de Quemos. El cual entregó sus hijos a la fuga Y sus hijas al cautiverio A Sehón, rey amorreo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

29 ¡Ay de ti, Moab! Has perecido, pueblo de Quemos: A sus hijos que escaparon, y a sus hijas, dio a cautividad, a Sehón, rey de los amorreos.

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Números 21:29
12 Tagairtí Cros  

porque me ha abandonado y se ha postrado ante Astarté, diosa de Sidón, ante Camós, dios de Moab, y ante Milcón, dios de Moab, y no ha caminado por mis sendas, al no hacer lo que es recto ante mis ojos ni haber guardado mis preceptos y mis leyes, como su padre David.


Fue entonces cuando Salomón edificó, en la colina que está frente a Jerusalén, un altar a Camós, abominación de los moabitas, y otro a Milcón, abominación de los amonitas.


Profanó también el rey los lugares altos que había frente a Jerusalén al sur del monte de los Olivos, los que había erigido Salomón, rey de Israel, en honor de Astarté, abominación de los sidonios, de Camós, abominación de los moabitas, y de Milcón, abominación de los amonitas.


Mi corazón grita por Moab. Sus fugitivos, hasta Soar: Eglat Selisiyá. La cuesta de Lujit se la suben llorando; por el camino de Joronáin lanzan gritos desgarrados,


Cómo pájaro espantado, cual nidada dispersa, son las hijas de Moab en los vados del Arnón.


Moab se avergonzará de Camós, como la casa de Israel se avergonzó de Betel, en quien confiaba.


A la sombra de Jesbón se paran sin fuerza los fugitivos, porque sale fuego de Jesbón, una llama del área de Sijón, que devora las sienes de Moab, el cráneo de los turbulentos.


¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Camós! Tus hijos son llevados cautivos, tus hijas van al destierro.


Por haber confiado en tus castillos y tesoros, también tú serás conquistada. Camós saldrá para el destierro, con sus sacerdotes y sus príncipes.


Lo veo, pero no para ahora; lo diviso, pero aún no está cerca: una estrella saldrá de Jacob, un cetro se alzará de Israel; herirá las dos sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set.


¿Es que tú no ocupas ya todo lo que Camós, tu dios, te dio en posesión? Por la misma razón, todo lo que Yahveh, nuestro Dios, nos ha dado en posesión ante nosotros, ¿no lo vamos a poseer?


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