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Proverbios 11:9 - Nueva Biblia Española (1975)

9 El impío hunde al prójimo con la boca, los honrados se salvan con su experiencia.

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Biblia Reina Valera 1960

9 El hipócrita con la boca daña a su prójimo; Mas los justos son librados con la sabiduría.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Los que no tienen a Dios destruyen a sus amigos con sus palabras, pero el conocimiento rescatará a los justos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Cuando el impío habla, trata de destruir a su prójimo; la sabiduría de los justos les permite liberarse de ello.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 El hipócrita hunde al prójimo con su boca, Pero los honrados se libran porque lo saben.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Con la boca pierde el impío a su prójimo, por la ciencia se salvan los justos.

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Proverbios 11:9
26 Tagairtí Cros  

El rey de Israel reunió a los profetas, unos cuatrocientos hombres, y les preguntó: ¿Puedo atacar a Ramot de Galaad o lo dejo? Respondieron: Vete. El Señor se la entrega al rey.


para que no reine el impío ni el que engaña al pueblo. ¿Acaso ha dicho Job a Dios:


Tal es el destino del que olvida a Dios, en esto acaba la esperanza del impío.


Si mi enemigo me injuriara, lo aguantaría; si mi adversario se alzara contra mí, me escondería de él;


La honradez de los rectos los salva, los traidores quedan atrapados en su maldad.


El honrado se libra del peligro, el malvado ocupa su puesto.


Hombre violento seduce a su prójimo y lo guía por mal camino.


Cuidado con los profetas falsos, esos que se les acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos feroces.


Cuando vean que el execrable devastador' está donde no se debe (entiéndelo, lector), entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra;


e incluso de entre ustedes mismos saldrán algunos que corromperán la doctrina, arrastrando tras sí a los discípulos.


Si les escribo no es porque no conozcan ustedes la verdad, sino porque la conocen y saben también que de la verdad no salen mentiras.


Además, la unción con que él los ungió sigue con ustedes y no necesitan otros maestros. No, como esa unción suya, que es realidad, no ilusión, les va enseñando en cada circunstancia aquello mismo que les había enseñado, siguen con él.


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