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Números 24:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 oráculo del que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Todopoderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Dijo el que oyó los dichos de Dios, El que vio la visión del Omnipotente; Caído, pero abiertos los ojos:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 el mensaje del que oye las palabras de Dios, del que ve una visión que proviene del Todopoderoso, y se inclina con los ojos abiertos:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 oráculo del que escucha las palabras de Dios, que ve lo que el Dios de la Estepa le da a ver, que se postra, y Dios le abre los ojos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Oráculo del que oye los dichos de Dios, Que contempla la visión de ’El- Shadday, Caído, pero con los ojos abiertos:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 oráculo del que oye las palabras de Dios, del que ve la visión de Sadday, del que, al caer, se le abren los ojos.

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Números 24:4
20 Tagairtí Cros  

Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante.


Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.


Entonces Miqueas dijo: Estoy .viendo a Israel desparramado por los montes, como ovejas sin pastor. Y el Señor dice: 'No tienen amo. Vuelva cada cual a su casa, y en paz'.


Un día hablaste en visión a tus leales: 'He ceñido la corona a un héroe, he levantado a un soldado de la tropa';


El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra, y oí la voz de uno que me hablaba.


y el Señor les dijo: Escuchen mis palabras: Cuando hay entre ustedes un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños;


Dios vino de noche a donde estaba Balaán y le dijo: Ya que esos hombres han venido a llamarte, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.


Entonces el Señor abrió los ojos a Balaán, y éste vio al ángel del Señor plantado en el camino con la espada desenvainada en la mano, e inclinándose se postró rostro en tierra.


Y recitó sus versos: 'Oráculo de Balaán, hijo de Beor; oráculo del hombre de ojos perfectos,


¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de Israel!


pero sintió hambre y quiso tomar algo. Mientras se lo preparaban, le vino un éxtasis,


Pedro seguía dándole vueltas a la visión, cuando el Espíritu le dijo: Hay unos hombres que te buscan.


Regresé a Jerusalén, y estando en el templo caí en éxtasis;


Un domingo me arrebató el Espíritu y oí a mis espaldas una voz vibrante como una trompeta, que decía:


Al verlo caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí, diciéndome: 'No temas, yo soy el primero y el último,


Se quitó la ropa y estuvo en trance delante de Samuel, tirado por tierra, desnudo, todo aquel día y toda la noche. (Por eso dicen: '¡Hasta Saúl está con los profetas!').


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