Números 23:20 - Nueva Biblia Española (1975)

²⁰ He recibido una bendición y no puedo dejar de bendecir.

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

²⁰ He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición, y no podré revocarla.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁰ Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo!

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁰ ¡Mira! Me trajo para bendecir; si él bendice, ¿cómo voy a decir otra cosa?'

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁰ He aquí, he recibido orden de bendecir, Ha bendecido, y yo no puedo revocarlo.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁰ Dios es quien lo sacó de Egipto; él bendijo y no puedo revocarlo.

Números 23:20 Tagairtí Cros

Génesis 12:2

Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y servirá de bendición.

Génesis 22:17

te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos.

Génesis 27:33

Isaac quedó invadido de un terror indescriptible, y preguntó: Entonces, ¿quién es el que ha venido y me ha traído la caza? Yo la he comido antes de que tú llegaras, lo he bendecido y quedará bendito.

1 Crónicas 17:27

Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo para que esté siempre en tu presencia; porque lo que tú, Señor, bendices, queda bendito para siempre.

Isaías 43:13

desde siempre lo soy. No hay quien libre de mi mano; lo que yo hago, ¿quién lo deshará?

Números 22:12

Dios dijo a Balaán: No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, que es bendito.

Números 22:18

Balaán respondió a los ministros de Balac: Aunque me diera su palacio lleno de oro y plata, yo no podría quebrantar el mandato del Señor, mi Dios, ni poco ni mucho.

Números 22:38

Respondió Balaán: Acabo de llegar a tu casa; pero ¿qué puedo yo decir? Pronunciaré sólo la palabra que el Señor me ponga en la boca.

Números 6:27

'Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.

1 Pedro 1:5

reservada en el cielo para ustedes, que, gracias a la fe, están custodiados por la fuerza de Dios; para la salvación dispuesta a revelarse en el momento final.