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Números 16:18 - Nueva Biblia Española (1975)

18 Tomó, pues, cada uno su incensario, puso fuego, echó incienso y se colocaron a la entrada de la tienda del encuentro con Moisés y Aarón.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y tomó cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así que cada hombre preparó un recipiente para quemar incienso, lo encendió y le puso incienso. Después se presentaron a la entrada del tabernáculo con Moisés y Aarón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Tomó pues cada uno su incensario, le puso fuego e incienso y se presentó a la entrada de la Tienda de las Citas, junto con Moisés y Aarón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Entonces cada uno tomó su incensario, y pusieron en ellos fuego y echaron incienso, y se mantuvieron a la entrada de la Tienda de Reunión con Moisés y Aarón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Tomó cada uno su incensario, pusieron fuego en ellos, echaron incienso y se colocaron a la entrada de la tienda del encuentro. Lo mismo hicieron Moisés y Aarón.

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Números 16:18
7 Tagairtí Cros  

Pero al hacerse poderoso, la soberbia lo arrastró a la perdición. Se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando en el templo para quemar incienso en el altar de los perfumes.


Tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas y un puñado de incienso de sahumerio pulverizado, pasando con ellos dentro de la cortina.


Pondrá incienso sobre las brasas, ante el Señor; el humo del incienso ocultará la placa que hay sobre el documento de la alianza, y así no morirá.


Que cada uno tome su incensario, eche incienso y lo ofrezca al Señor. Cada uno de los doscientos cincuenta su incensario, y tú y Aarón el de ustedes.


También Córaj reunió a sus secuaces a la entrada de la tienda del encuentro. La gloria del Señor se mostró a todos los reunidos,


Di a Eleazar, hijo de Aarón, el sacerdote, que retire del fuego los incensarios y qué esparza las brasas, pues son santas;


y colocándose entre los muertos y los vivos, detuvo la mortandad.


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