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Mateo 8:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Jesús le dijo: Cuidado con decírselo a nadie; eso sí, ve a presentarte al sacerdote y ofrece el donativo que mandó Moisés, para que les conste.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —No se lo cuentes a nadie —le dijo Jesús—. En cambio, preséntate ante el sacerdote y deja que te examine. Lleva contigo la ofrenda que exige la ley de Moisés a los que son sanados de lepra. Esto será un testimonio público de que has quedado limpio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Jesús le dijo: 'Mira, no se lo digas a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda ordenada por la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacerles una declaración.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces Jesús le dice: Mira, no lo digas a nadie, solamente ve y muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés,° para testimonio a ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Jesús le dijo: 'Cuidado con decírselo a nadie. Pero esto sí; ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer el don que mandó Moisés, para que tengan constancia de ello'.

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Mateo 8:4
31 Tagairtí Cros  

El Señor, por amor de su justicia, quería glorificar y engrandecer su ley;


y aparezca en ellos una mancha verduzca o rojiza, es una infección que hay que hacer examinar al sacerdote.


y los conducirán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio ante ellos y ante los paganos.


Y prohibió terminantemente a los discípulos decirle a nadie que él era el Mesías.


Mientras bajaban del cerro, Jesús les mandó: No cuenten a nadie la visión. Esperen a que este Hombre resucite de la muerte.


Jesús le contestó: Déjalo ya, que así es como nos toca a nosotros cumplir todo lo que Dios quiera. Entonces Juan lo dejó.


¡No piensen que he venido a echar abajo la Ley ni los Profetas! No he venido a echar abajo, sino a dar cumplimiento;


Cuidado con hacer sus obras de piedad delante de la gente para llamar la atención; si no, se quedan sin recompensa de su Padre del cielo.


Y se les abrieron los ojos. Jesús les avisó muy en serio: Miren que nadie se entere.


Ustedes anden con cuidado: los llevarán a los tribunales y a las sinagogas, los apalearán y los harán comparecer ante gobernadores y reyes por causa mía; así darán testimonio ante ellos.


Pero él les prohibía severamente que lo hicieran público.


Les insistió en que nadie se enterara, y les dijo que dieran de comer a la niña.


Y si un lugar no los recibe ni los escucha, al marcharse sacúdanse el polvo de las suelas para echárselo en cara.


Les prohibió decírselo a nadie, pero, cuanto más se lo prohibía, más lo proclamaban ellos.


El les prohibió terminantemente decírselo a nadie.


Mientras bajaban del cerro, Jesús les mandó: No cuenten a nadie lo que han visto, hasta que este Hombre resucite de la muerte.


Al verlos,- les dijo: Vayan a presentarse a los sacerdotes. Mientras iban de camino quedaron limpios.


así tendrán ocasión de dar testimonio.


De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. El los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.


Jesús le mandó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: Ve a presentarte al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés, para que les conste.


Sus padres se quedaron atónitos, pero Jesús les mandó que no contaran a nadie lo sucedido.


El les prohibió terminantemente decírselo a nadie.


Quien habla por su cuenta, busca su propia gloria; en cambio, quien busca la gloria del que lo ha mandado, ése es digno de fe y en él no hay injusticia.


aunque yo no busco mi gloria; hay quien se encarga de eso y es juez en el asunto.


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