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Juan 13:8 - Nueva Biblia Española (1975)

8 Le dijo Pedro: No me lavarás los pies jamás. Le repuso Jesús: Si no dejas que te lave, no tienes nada que ver conmigo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pedro replicó: 'Jamás me lavarás los pies. Jesús le respondió: 'Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Le dice Pedro: ¡No me lavarás los pies jamás! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Dícele Pedro: 'No me lavarás los pies jamás'. Jesús le contestó: 'Si no te lavo, no tendrás parte conmigo'.

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Juan 13:8
28 Tagairtí Cros  

El dijo; Mi hijo no bajará con ustedes. Su hermano ha muerto y sólo me queda él. Si le sucede una desgracia en el viaje que ustedes emprenden, de la pena darán con mis canas en el sepulcro.


Estaba allí por casualidad un desalmado llamado Sebá, hijo de Bicrí, benjaminita, que tocó la trompa, y dijo: ¿Qué nos repartimos nosotros con David? ¡No heredamos juntos con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel!


Viendo los israelitas que el rey no les hacía caso, le replicaron: ¿Qué nos repartimos nosotros con David? ¡No heredamos juntos con el hijo de Jesé! i A tus tiendas, Israel! ¡Ahora, David, a cuidar de tu casa! Los de Israel se marcharon a casa;


Lava del todo mi delito, limpia mi pecado,


Purifícame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve.


Cuando lave el Señor la suciedad de las mujeres de Sión y friegue la sangre dentro de Jerusalén, con un viento justiciero, con un soplo abrasador,


Los rociaré con un agua pura que los purificará, de todas sus inmundicias e idolatrías los he de purificar.


Aquel día se alumbrará un manantial contra los pecados e impurezas para la dinastía de David y los vecinos de Jerusalén.


Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a regañarle: ¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará a ti eso!


Le contestó: 'No quiero'; pero después se volvió atrás y fue.


Le repuso Pedro: Aunque todos fallen por causa tuya, yo nunca fallaré.


Pedro le replicó: Aunque tenga que morir contigo, jamás renegaré de ti. Y los demás discípulos dijeron lo mismo.


Al acercarse a Simón Pedro, éste le dijo: Señor, ¿tú a mí lavarme los pies?


Simón Pedro le dijo: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.


Repuso Jesús: Pues sí, te lo aseguro: Si uno no nace de agua y Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.


Ahora no pierdas tiempo: levántate, bautízate y lava tus pecados invocándolo a él'.


Eso eran algunos antes, pero se lo lavaron, pero los consagraron, pero los rehabilitaron por la acción del Señor, Jesús Mesías, y por medio del Espíritu de nuestro Dios.


quiso así consagrarla con su palabra, lavándola en el baño del agua,


y harán fiesta en presencia del Señor, su Dios, ustedes, sus hijos e hijas, sus siervos y siervas, y el levita que vive en tu vecindad y no le tocó nada en el reparto de la herencia de ustedes.


Que no vaya a descalificarlos ninguno que se recrea en humildades y devociones a ángeles, que se cierra en sus visiones y se engríe tontamente con las ideas de su amor propio;


Eso tiene fama de sabiduría por sus voluntarias devociones, humildades y severidad con el cuerpo; no tiene valor ninguno, sirve para cebar el amor propio.


y entonces, no en base a las buenas obras que hubiéramos hecho, sino por su misericordia, nos salvó con el baño regenerador y renovador, con el Espíritu Santo que Dios


Acerquémonos, pues, con sinceridad y plenitud de fe, purificados en lo íntimo de toda conciencia de mal y lavados por fuera con un agua pura;


y de parte de Jesús el Mesías, el testigo fidedigno, el primero en nacer de la muerte y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y con su sangre nos rescató de nuestros pecados,


Yo le respondí: 'Señor mío, tú lo sabrás'. El me contestó: 'Esos son los que han salido de la gran persecución; han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero,


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