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Jeremías 44:2 - Nueva Biblia Española (1975)

2 Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Ustedes han visto todas las calamidades que envié sobre Jerusalén y sobre las ciudades de Judá: ahí las tienen hoy, arruinadas y sin habitantes.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas; no hay quien more en ellas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ustedes vieron las calamidades que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Ahora están abandonadas y en ruinas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Así dice Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel. Ustedes han presenciado todas las desgracias que sufrieron Jerusalén y todas las ciudades de Judá, que hoy no son más que un montón de ruinas abandonadas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Así dice YHVH Sebaot, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalem y sobre todas las ciudades de Judá, pues he aquí que el día de hoy son una desolación y nadie vive allí,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 así dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: 'Vosotros mismos habéis visto toda la desgracia que he traído sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Miradlas: hoy son una ruina, donde no hay un solo habitante,

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Jeremías 44:2
25 Tagairtí Cros  

Extenderé sobre Jerusalén el cordel como hice en Samaria, el mismo nivel con que medí a la dinastía de Ajab, y fregaré a Jerusalén como a un plato, que se friega por delante y por detrás.


Ustedes han visto lo que hice a los egipcios, los llevé en alas de águila y los traje a mí,


En la ciudad sólo quedan escombros y la puerta está herida de ruina.


Pregunté: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me contestó; Hasta que se desmoronen las ciudades despobladas y las casas deshabitadas, y queden los campos desolados.


Toda esta tierra quedará desolada, y las naciones vecinas estarán sometidas al rey de Babilonia durante setenta años.


Yo los he mandado -oráculo del Señor- y los volveré a traer contra esta ciudad, para que la ataquen, la conquisten y la incendien. Y las ciudades de Judá quedarán desoladas y sin habitantes.


sube el león de la maleza, sale de su guarida, está en marcha un asesino de pueblos, para arrasar tu país e incendiar tus ciudades dejándolas despobladas.


El Señor ya no podía soportar sus malas acciones, las abominaciones que cometían; por eso se convirtió su tierra en ruina y espanto y maldición, sin habitantes hasta hoy:


por haber quemado incienso y haber pecado contra el Señor, desobedeciendo al Señor, no procediendo según su Ley, preceptos y mandatos. Por eso les ha sucedido esa calamidad, que dura hasta hoy.


Haré cesar en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén la voz alegre y la voz gozosa, la voz del novio y la voz de la novia, porque el país será un desierto.


La muerte será preferible a la vida para todo el resto, para los supervivientes de esta raza perversa, en todos los lugares por donde los dispersé -oráculo del Señor- de los ejércitos-.


Convertiré a Jerusalén en escombros, en guarida de chacales, arrasaré los pueblos de Judá dejándolos deshabitados.


¡Ay, se sienta solitaria la capital del pueblo! Se ha quedado viuda la capital de las naciones, la princesa de las provincias, en trabajos forzados.


Por eso estoy llorando, mis ojos se deshacen en agua; no tengo cerca quien me consuele, quien me reanime; mis hijos están consternados ante la victoria del enemigo.


porque el Monte Sión está desolado y los zorros se pasean por él.


Cumplió la palabra que pronunció contra nosotros y contra los jefes que nos gobernaban, enviándonos una calamidad -la que sucedió en Jerusalén como no ha sucedido bajo el cielo.


Devastaré sus ciudades, asolaré sus santuarios, no me aplacarán sus aromas.


Pero ellos tendrán que abandonar la tierra, y así ella disfrutará de sus sábados, mientras queda desolada en su ausencia. Expiarán la culpa de haber rechazado mis mandatos y haber detestado mis leyes.


Pues por culpa de ustedes Sión será un campo arado, Jerusalén será una ruina, el monte del templo un cerro de breñas.


En cambio, mis palabras y decretos, que encomendé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a sus antepasados? Entonces se convirtieron, diciendo: 'Como el Señor había dispuesto tratarnos por nuestra conducta y nuestras acciones, así nos ha tratado'.


Moisés convocó a todo Israel y les dijo: Ustedes son testigos de todo lo que el Señor hizo en Egipto contra el Faraón, sus ministros y todo su país:


Ústedes han visto cómo ha tratado el Señor, su Dios, a todos esos pueblos ante ustedes; el Señor, su Dios, es quien peleó contra ellos.


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