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Jeremías 26:2 - Nueva Biblia Española (1975)

2 Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los vecinos de los pueblos de Judá que vienen al templo a adorar al Señor todo lo que yo te mando decir; no dejes ni una palabra.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé hablarles; no retengas palabra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «Esto dice el Señor: “Ponte de pie en el atrio que está delante del templo del Señor y haz un anuncio a la gente que ha venido de toda Judá a adorar. Dales mi mensaje completo sin que falte una sola palabra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Yavé me dijo: 'Párate en el patio de la Casa de Yavé para decir mis advertencias a todas las ciudades del país de Judá que vienen aquí a postrarse ante mí. Tú les dirás cuanto yo te mande, sin suprimir nada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Así dice YHVH: Ponte en el atrio de la Casa de YHVH, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen a postrarse en la Casa de YHVH, todas las palabras que Yo te he mandado hablarles, sin omitir una sola.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 así dice Yahveh: 'Ponte en el atrio del templo de Yahveh y di a todas las ciudades de Judá que vienen a adorar en el templo de Yahveh todas las palabras que te he mandado decirles, sin omitir una sola.

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Jeremías 26:2
32 Tagairtí Cros  

Y tú cíñete, en pie, diles lo que yo te mando. No les tengas miedo; que si no, yo te meteré miedo de ellos.


El Señor me contestó: No digas que eres un muchacho: que a donde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo dirás.


Jeremías volvió de la puerta adonde lo había mandado el Señor a profetizar, se plantó en el atrio del templo y dijo a todo el pueblo:


El profeta que tenga un sueño, que lo cuente; el que tenga mi palabra, que la diga a la letra. ¿Qué hace el grano con la paja? -oráculo del Señor- .


y el profeta Jeremías se lo comunicó a todos los judíos y a todos los vecinos de Jerusalén:


El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo;


En presencia de todo el pueblo leyó Baruc en el rollo las palabras de Jeremías en el templo, desde la habitación de Gamarías, hijo de Safan, el escribano, en el atrio superior, a la entrada de la Puerta Nueva del templo.


El profeta Jeremías les respondió: De acuerdo; yo rezaré al Señor, su Dios, según me piden, y todo lo que el Señor me responda se lo comunicaré, sin ocultarles nada.


Ponte a la puerta del templo y proclama allí: Escuchen, judíos, la palabra del Señor, los que entran por estas puertas a adorar al Señor,


Ya puedes repetirles este sermón, que no te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán.


Y me dijo: Hijo de Adán, todas las palabras que yo te diga escúchalas atentamente y apréndelas de memoria.


A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte.


Este hombre me dijo: Hijo de Adán, mira y escucha atentamente, fíjate bien en lo que voy a enseñarte, porque has sido traído aquí para que yo te lo enseñe. Anuncia a la casa de Israel todo lo que veas.


y enséñenles aguardar todo lo que les mandé; miren que yo estoy con ustedes cada día hasta el fin del mundo.


Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte los sumos sacerdotes y los letrados intentaban quitarlo de en medio, y lo mismo los notables del pueblo,


Jesús le contestó: Yo he venido hablando públicamente a todo el mundo; yo siempre he enseñado en reuniones y en el templo, donde todos los judíos acuden, y no he dicho hada a ocultas.


Al amanecer se presentó de nuevo en el templo; acudió el pueblo en masa; él se sentó y se puso a enseñarles.


Saben que en nada que fuera útil me he retraído de predicarles y enseñarles en público y en privado,


porque no me he retraído de anunciarles enteramente el plan de Dios.


Se presentó uno diciendo: Los hombres que metieron ustedes en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo.


Ni un solo día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, dando la buena noticia de que Jesús es el Mesías.


Todo lo que yo les mando, lo pondrán por obra; no añadirás nada ni suprimirás nada.


Ustedes irán a visitar la morada del Señor, el lugar que el Señor, su Dios, se elija en una de tus tribus, para poner allí su nombre.


No añadan nada a lo que les mando ni supriman nada; cumplan los preceptos del Señor, su Dios, que yo les mando hoy.


De cuanto prescribió Moisés no quedó ni una palabra que Josué no leyera ante la asamblea de Israel, incluidos niños, mujeres y los extranjeros que iban con ellos.


Y si alguno suprime algo de las palabras proféticas escritas en este libro, Dios lo privará de su parte en el árbol de la vida y en la ciudad santa descritos en este libro.


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