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Jeremías 21:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Así dice el Señor, Dios de Israel: Las armas que empuñan en el combate yo se las pasaré al rey de Babilonia y a los caldeos, que los asedian fuera de la muralla, y los reuniré en medio de esta ciudad.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 “Esto dice el Señor, Dios de Israel: ‘Haré que tus armas no sirvan contra el rey de Babilonia ni contra los babilonios que te atacan fuera de tus murallas. Es más, traeré a tus enemigos al mismo corazón de la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Yo haré retroceder las armas que ustedes llevan en sus manos y con las que combaten en las murallas de la ciudad, al rey de Babilonia y a los caldeos que los están sitiando, y las amontonaré en medio de la ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Así dice YHVH Dios de Israel: He aquí, Yo hago volver atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que peleáis contra el rey de Babilonia y los caldeos, los cuales os asedian por fuera del muro. A ellos los reuniré en medio de esta ciudad,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 esto dice Yahveh, Dios de Israel: mirad que yo haré caer las armas de combate que hay en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os están asediando desde fuera de la muralla, y las reuniré en medio de esta ciudad.

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Jeremías 21:4
23 Tagairtí Cros  

para no ir encorvados con los prisioneros y no caer con los asesinados? Y, con todo, no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.


Escuchen: tumulto en los montes, como de un gran ejército, escuchen: estruendo de reinos, de naciones aliadas; el Señor de los ejércitos revista su ejército para el combate.


Pues ahora les diré a ustedes lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su cerca para que la pisoteen.


pues así dice el Señor: Serás el pavor tuyo y de tus amigos, que caerán a espada enemiga, ante tu vista; entregaré a todos los judíos en poder del rey de Babilonia, que los desterrará a Babilonia y los matará con la espada.


Jeremías les contestó: Digan a Sedecías:


Mira, los taludes llegan hasta la ciudad para conquistarla, la ciudad está entregada en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Sucede lo que anunciaste, y lo estás viendo.


Lo había encarcelado Sedecías, acusándole: Tú has profetizado: 'Así dice el Señor: Yo entregaré esta ciudad en manos del rey de Babilonia, para que la conquiste.


Y llevará a Sedecías a Babilonia, y allí quedará (hasta que yo me ocupe de él) -oráculo del Señor- . Si luchan con los caldeos, no vencerán'.


Ahora vienen a pelear contra ella los caldeos, y a llenarla de cadáveres humanos; porque yo la herí con ira y cólera, oculté mi rostro a esta ciudad, por todas sus maldades.


Por eso, así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Yo haré caer sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén todas las amenazas que he pronunciado contra ellos, porque les hablé, y no me escucharon; los llamé, y no me respondieron.


y entraron los generales del rey de Babilonia y se sentaron en la puerta central: Nergalsaréser, príncipe de SinMaguir, jefe de empleados, y Nabusasbán, jefe de eunucos, y los demás generales del rey de Babilonia.


También se apoderaron de las ollas, palas, cuchillos, aspersorios, bandejas y todos los utensilios de bronce empleados en el culto.


Encendido en ira tronchó el vigor de Israel; al llegar el enemigo, se guardó la diestra a la espalda, y prendieron las llamas en Jacob, consumiendo todo alrededor.


El Señor se portó como enemigo, destruyendo a Israel: derribó todos sus palacios, arrasó sus plazas fuertes, y en la capital de Judá multiplicó duelos y lamentos.


El Señor repudió su altar, desechó su santuario, entregó en manos enemigas los muros de sus palacios; y gritaban en el templo del Señor, como en día de fiesta.


De un golpe te tiraré el arco de la mano izquierda y las flechas se te caerán de la mano derecha.


aunque críen a sus hijos, los dejaré sin descendencia, pues ¡ay de ellos! cuando de ellos me aparte.


Movilizaré a todas las naciones contra Jerusalén: conquistarán la ciudad, saquearán las casas, violarán a las mujeres; la mitad de la población marchará al destierro, el resto del pueblo no será expulsado de la ciudad.


El rey se puso furioso y envió tropas que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a su ciudad.


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