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Daniel 9:16 - Nueva Biblia Española (1975)

16 Señor, a la medida de tu justicia, aparta la ira y la cólera de Jerusalén, tu ciudad y tu monte santo. Por nuestros pecados y los delitos de nuestros padres Jerusalén y todo tu pueblo son afrentados por los pueblos vecinos.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 En vista de tus fieles misericordias, por favor, Señor, aparta tu enojo y furor de tu ciudad, Jerusalén, tu monte santo. Todas las naciones vecinas se burlan de Jerusalén y de tu pueblo por causa de nuestros pecados y de los pecados de nuestros antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Señor, en tu gran bondad, aparta tu cólera y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, y de tu montaña santa, pues por culpa de nuestros pecados y de los pecados de nuestros padres Jerusalén y tu pueblo son motivo de burla de parte de todos los que nos rodean.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 ¡Te ruego, oh Adonay, aparta tu ira e indignación de sobre tu ciudad Jerusalem, tu Monte Santo, conforme a toda tu justicia, porque a causa de nuestros pecados y por la maldad de nuestros padres, Jerusalem y tu pueblo han venido a ser el oprobio de todos cuantos nos rodean!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 En nombre de tu justicia, aparta, Señor, tu ira y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, tu santa montaña; pues, por nuestros pecados y por las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean.

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Daniel 9:16
33 Tagairtí Cros  

Viste que su corazón te era fiel e hiciste con él un pacto para darle la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, jebuseos y guirgaseos, a él y a su descendencia. Y cumpliste la palabra porque eres leal.


Señor, escucha mi oración: tú que eres fiel, atiende a mi súplica; tú que eres justo, respóndeme.


A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo ponme a salvo,


¡Bendito el Señor, Dios de Israel, ahora y por siempre! Amén, amén'.


tú, que eres justo, líbrame y ponme a salvo,


Fuimos el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla de los que nos rodean.


restáuranos, Dios salvador nuestro, calma tu enojo con nosotros,


cómo afrentan, Señor, tus enemigos, cómo afrentan las huellas de tu ungido. Bendito el Señor por siempre: amén, amén'.


No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen;


Por eso se inflama la ira del Señor contra su pueblo y extiende la mano para herirlo. Tiemblan los montes, yacen los cadáveres como estiércol por las calles. Y con todo eso no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.


Serán terrible escarmiento para todos los reinos del mundo, serán tema de mofas, sátiras, chanzas y maldiciones en todos los lugares por donde los disperse.


Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y haré de ellos un escarmiento para todos los reinos de la tierra, y maldición y espanto y burla y oprobio de todas las naciones por donde los dispersé.


Esta ciudad ha provocado mi ira y mi cólera desde que la construyeron hasta hoy. La tendré que apartar de mi presencia,


por todas las maldades que cometen israelitas y judíos, irritándome todos, con sus reyes y príncipes, con sus sacerdotes y profetas, los judíos y los habitantes de Jerusalén.


La sangre que derramaste te condena, te han contaminado los ídolos que fabricaste. Has precipitado tu hora y se avecina el fin de tu existencia. Por eso te hago escarnio de los pueblos y burla de todas las naciones.


Te haré escombro y escarnio para los pueblos vecinos, a la vista de los que pasen.


Plantará su pabellón entre el mar y Perla de la Santa Montaña'. Se aproxima a su fin y nadie lo defenderá.


Aún estaba hablando y suplicando y confesando mi pecado y el de mi pueblo, Israel, y presentando mis súplicas al Señor, mi Dios, en favor de su monte santo;


Y sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que habito en Sión, mi monte santo; Jerusalén será santa y no la atravesarán extranjeros.


Así dice el Señor de los ejércitos: Volveré a Sión, habitaré en medio de Jerusalén: Jerusalén se llamará Villafiel; el monte del Señor de los ejércitos, Montesanto.


ya que será justo a los ojos de Dios pagar con aflicción a los que los afligen


Si reconocemos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, perdona nuestros pecados y, además, nos limpia de toda injusticia.


da la pobreza y la riqueza, el Señor humilla y enaltece.


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