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Apocalipsis 9:21 - Nueva Biblia Española (1975)

21 No se arrepintieron tampoco de sus homicidios, ni de sus maleficios, ni de su lujuria, ni de sus robos.

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Biblia Reina Valera 1960

21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Esa gente no se arrepintió de sus asesinatos ni de su brujería ni de su inmoralidad sexual ni de sus robos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 No se arrepintieron de sus crímenes, ni de sus brujerías, ni de su inmoralidad sexual, ni de sus robos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Tampoco se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Y no se convirtieron de sus asesinatos, ni de sus maleficios, ni de su fornicación, ni de sus robos.

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Apocalipsis 9:21
24 Tagairtí Cros  

Insiste en tus sortilegios, en tus muchas brujerías, que ha sido tu tarea desde joven; quizá te aprovechen, quizá los espantes.


Las dos cosas te sucederán, de repente en un solo día: viuda y sin hijos te verás a la vez, a pesar de tus muchas brujerías y del gran poder de tus sortilegios.


Acérquense ustedes, hijos de bruja, estirpe de adúltera y prostituta:


Los maestros del pueblo instruirán a los demás, aunque por un tiempo tengan que arrostrar la espada, el fuego, la cautividad y la confiscación de bienes.


Los llamaré a juicio, seré testigo exacto contra hechiceros, adúlteros y perjuros, contra los que defraudan al obrero de su jornal, oprimen a viudas y huérfanos y atropellan al emigrante sin tenerme respeto -dice el Señor de los ejércitos-.


Porque del corazón salen las malas ideas, los homicidios, adulterios, inmoralidades, robos, testimonios falsos, calumnias.


Temo que, cuando vaya, mi Dios me aflija otra vez ahí entre ustedes y tenga que ponerme de luto por muchos que fueron antes pecadores y no se han enmendado de la inmoralidad, libertinaje y desenfreno en que vivían.


idolatría, magia enemistades, discordia, rivalidad, arrebatos de ira, egoísmos, partidismos, sectarismos,


Realizaba grandes señales, incluso hacía bajar fuego del cielo a la tierra a la vista de la gente.


Se le concedió dar vida a la estatua de la fiera, de modo que la estatua de la fiera pudiera hablar e hiciera dar muerte al que no venerara la estatua de la fiera.


Le permitieron guerrear contra los consagrados y vencerlos y le dieron autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.


Lo siguió otro ángel, el segundo, que decía: 'Cayó, cayó la gran Babilonia, la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación'.


a los que derramaron sangre de consagrados y profetas les diste a beber sangre. Se lo merecen.


con la que han fornicado los reyes de la tierra, la que ha emborrachado a los habitantes de la tierra con el vino de su prostitución.


La mujer iba vestida de púrpura y escarlata y enjoyada con oro, pedrería y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena hasta el borde de abominaciones y de las impurezas de su fornicación;


en la frente llevaba escrito un nombre misterioso: 'La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de las abominaciones de la tierra'.


porque el vino del furor de su fornicación lo han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra fornicaron con ella y los comerciantes se hicieron ricos con su lujo desaforado.


porque sus sentencias son legítimas y justas! El ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con su fornicación y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos.


En cambio, a los cobardes, infieles, infames, asesinos, lujuriosos, hechiceros e idólatras y a todos los embusteros les tocará en suerte el lago de azufre ardiendo, que es la segunda muerte.


Fuera los perros, los hechiceros, los lujuriosos, los asesinos, los idólatras y todo amigo de falsedades'.


El resto de los hombres, los que no murieron por estas plagas, tampoco se arrepintieron: no renunciaron a las obras dé sus manos, ni dejaron de rendir homenaje a los demonios y a los ídolos de oro y plata, bronce, piedra y madera, que no ven ni oyen ni andan'.


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