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Apocalipsis 21:3 - Nueva Biblia Española (1975)

3 Y oí una voz potente que decía desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos y ellos serán su pueblo; Dios en persona estará con ellos y será su Dios.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Oí una fuerte voz que salía del trono y decía: «¡Miren, el hogar de Dios ahora está entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y oí una voz que clamaba desde el trono: 'Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y oí una gran voz procedente del trono, que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará° con ellos, y ellos serán pueblos° suyos,° y Dios mismo estará con ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Oí una gran voz que procedía del trono, la cual decía: 'Aquí está la morada de Dios con los hombres. Morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos.

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Apocalipsis 21:3
29 Tagairtí Cros  

Aunque ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido!


'No te faltará en mi presencia un descendiente en el trono de Israel, a condición de que tus hijos sepan comportarse, caminando por mi Ley como has caminado tú'.


Hazme un santuario, y moraré entre ellos.


Habitaré en medio de los israelitas y seré su Dios.


grita jubilosa, Sión, la princesa, que es grande en medio de ti el Santo de Israel.


así será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo futuro -oráculo del Señor- : Meteré mi Ley en su pecho, la escribiré en su corazón, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo;


Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.


tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


y me decía: Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel. La casa de Israel y sus monarcas ya no profanarán mi nombre santo con sus fornicaciones ni con los cadáveres de sus reyes difuntos.


Perímetro de la ciudad: nueve kilómetros. Desde entonces la ciudad se llamará 'el Señor está allí'.


Ese tercio lo pasaré a fuego, lo acrisolaré como al oro, lo acendraré como a la plata. Después me llamará y yo le contestaré; diré: Son mi pueblo, y ellos dirán: El Señor es mi Dios'.


para que habite en Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, yo seré su Dios auténtico y legítimo.


Así sucedía siempre: la nube lo, cubría y de noche se veía una especie de fuego.


Así que la Palabra se hizo hombre, acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria -la gloria que un hijo único recibe de su padre-: plenitud de amor y lealtad.


Jesús le contestó: Uno que me ama, cumplirá mi mensaje, mi Padre lo amará, vendremos a él y nos quedaremos a vivir con él.


¿son compatibles el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo de Dios vivo, así lo dijo él: Habitare y caminaré con ellos, seré su Dios y ellos serán mi pueblo.'


Seré un padre para ustedes y ustedes para mí hijos e hijas, dice el Señor soberano de todo'.


Que Dios mismo, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesús dirijan nuestra ruta hacia ustedes,


suspiraban, por tanto, por una patria mejor, es decir, por la celeste. Y como Dios les había preparado una ciudad, no tiene reparo en que lo llamen su Dios.


La alianza que estableceré con la casa de Israel cuando lleguen esos días -dice el Señor-será así: Al dar mis leyes las escribiré en su razón y en sus corazones, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


como celebrante del santuario y del tabernáculo verdadero, levantado por el Señor, no por nombres.


Cuando hablaron los siete truenos, me dispuse a escribir, pero oí una voz del cielo que decía: 'Guárdate lo que han dicho los siete truenos, no lo escribas ahora'.


La voz del cielo que había escuchado antes se puso a hablarme de nuevo diciendo: 'Ve a tomar el libro abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra'.


Oí en el cielo una aclamación: ¡Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su poderío y de su reinado, y de la potestad de su Mesías! Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos, al que los acusaba día y noche ante nuestro Dios;


Quien salga vencedor heredará esto, porque yo seré su Dios y él será mi hijo.


Allí no habrá ya nada maldito. En la ciudad estará el trono de Dios y del Cordero, y sus servidores le prestarán servicio,


por eso están ante el trono de Dios, sirviéndole noche y día en su santuario; el que está sentado en el trono habitará con ellos;


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