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Apocalipsis 18:7 - Nueva Biblia Española (1975)

7 En proporción a su ostentación y a su lujo denle tormento y duelo. Ella solía decirse: 'Sentada estoy como una reina, viuda no soy y duelo nunca veré';

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Biblia Reina Valera 1960

7 Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Ella se glorificó a sí misma y vivió rodeada de lujos, ahora denle la misma proporción de tormento y tristeza. Ella se jactó en su corazón, diciendo: “Soy reina en mi trono. No soy ninguna viuda indefensa ni tengo motivos para lamentarme”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Que sufra tantos tormentos y penas como fueron su orgullo y su lujo. Se dice a sí misma: '¡Domino como reina, no soy viuda, nunca conoceré el lamento.'''

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 En la medida en que ella se glorificó y vivió en lujuria, así tanto dadle de tormento y llanto; pues dice en su corazón: Estoy sentada como° reina, y no soy viuda, y jamás veré duelo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Por todo cuanto se glorificó y se entregó al lujo, dadle otro tanto de tormento y llanto. Porque dice en su corazón: 'Estoy sentada como reina, no soy viuda y jamás veré el llanto'.

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Apocalipsis 18:7
16 Tagairtí Cros  

Entonces el rey dijo a Aman: Aprisa, toma la ropa y el caballo que has dicho y haz eso con Mardoqueo, el judío funcionario de la corte. No omitas ni un detalle de lo que has dicho.


La intriga retuerce siempre sus caminos, no alcanza a comprender tus juicios y desafía a sus rivales;


Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir.


Di al rey y a la reina madre: Siéntense en el suelo, porque se les ha caído de la cabeza la corona real.


¡Ay, se sienta solitaria la capital del pueblo! Se ha quedado viuda la capital de las naciones, la princesa de las provincias, en trabajos forzados.


La beberás, la apurarás, morderás el bocal y te lacerarás los pechos. Porque soy yo quien habla -oráculo del Señor- .


Tu arrogancia te sedujo; porque habitas en rocas escarpadas, asentada en las cimas, piensas: ¿Quién me derribará en tierra?


Esta es la ciudad bullanguera que vivía confiada, que pensaba: 'Yo y nadie más', quedó reducida a escombros, a madriguera de fieras; los que pasan junto a ella silban y agitan la mano.


A las viudas jóvenes no las apuntes, pues cuando su sensualidad las aparta del Mesías, quieren casarse otra vez


porque el vino del furor de su fornicación lo han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra fornicaron con ella y los comerciantes se hicieron ricos con su lujo desaforado.


Llorarán y se lamentarán por ella los reyes de la tierra que con ella fornicaron y se dieron al lujo, cuando vean el humo de su incendio;


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