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Apocalipsis 18:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Y oí otra voz del cielo que decía: Pueblo mío, salgan de ella para no hacerse cómplices de sus pecados ni víctimas de sus plagas;

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después oí otra voz que clamaba desde el cielo: «Pueblo mío, salgan de ella. No participen en sus pecados o serán castigados junto con ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Oí otra voz que venía del cielo y decía: 'Aléjate de ella, pueblo mío, no sea que te hagas cómplice de su maldad y tengas que compartir sus castigos;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y oí otra voz procedente del cielo, que decía: ¡Salid de ella pueblo mío,° para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Oí otra voz que venía del cielo y decía: ' Salid, pueblo mío, de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados ni partícipes de sus plagas.

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Apocalipsis 18:4
16 Tagairtí Cros  

Lot salió a decirles a sus yernos -prometidos de sus hijas-: Vamos, salgan de este lugar, que el Señor va a destruir la ciudad.


Cuando ves un ladrón, corres con él, te mezclas con los adúlteros;


¡Salgan de Babilonia, huyan de los caldeos! Con gritos de júbilo anúncienlo y proclámenlo, publíquenlo hasta el confín de la tierra. Digan: el Señor ha redimido a su siervo Jacob.


¡Fuera, fuera! Salgan de allí, no toquen nada impuro. ¡Salgan de ella, purifíquense, portadores del ajuar del Señor!


Huyan de Babilonia y del territorio caldeo, salgan como cabestros delante del rebaño,


¡Pueblo mío, salgan! Ponte a salvo de la ira ardiente del Señor.


Los que evitaron su espada, marchen sin detenerse, invocando desde lejos al Señor, recordando a Jerusalén.


Huyan de Babilonia, sálvese el que pueda, no perezca por culpa de ella; porque es la hora de la venganza del Señor, cuando le pagará su merecido.


hemos tratado a Babilonia y no se cura, déjenla, vamos cada uno a nuestra tierra; su condena llega al cielo, alcanza a las nubes;


diciendo: 'Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas'!


Por eso, salgan de en medio de esa gente, apártense, dice el Señor, no toquen lo impuro y yo los acogeré!'


A ninguno le impongas las manos a la ligera, ni te hagas cómplice de pecados ajenos; tú consérvate honesto.


quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas acciones.


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